El Buesa Arena llevaba tiempo esperando un golpe de timón. Tras la salida de Pablo Laso y varias temporadas marcadas por la inestabilidad, Baskonia ha apostado por Paolo Galbiati, un entrenador joven, atrevido y con un estilo de juego que promete agitar a la afición vitoriana. Su llegada coincide con un verano de cambios profundos en la plantilla, fichajes que apuntan a una revolución silenciosa y la esperanza de que, por fin, el club recupere el protagonismo en la Liga Endesa y la Euroliga.
El sello italiano de Galbiati: correr, arriesgar, incomodar
Galbiati aterriza en Vitoria después de dejar huella en el Aquila Trento, un equipo que con recursos limitados supo jugar de tú a tú a los grandes de la Lega italiana. Allí apostó por un baloncesto dinámico, con un uso intensivo del bloqueo directo y la tendencia a abrir el campo con un “cuatro” tirador. Los exteriores eran los encargados de generar ventajas, mientras los interiores ocupaban espacios móviles para no atascar la circulación.
Ese estilo agresivo tenía doble filo: defender muy arriba a veces desprotegía la zona. Sin embargo, transmitía frescura y valentía. Ahora, con una plantilla más profunda y jugadores de mayor nivel, Galbiati tiene la oportunidad de mantener esa presión a toda pista sin pagar tanto en el rebote. Vitoria puede convertirse en el escenario donde su baloncesto desinhibido encuentre por fin la madurez competitiva.
Un mercado de fihchajes con mensaje y dirección
El mercado de fichajes ha traído nombres que encajan en la filosofía del técnico italiano. Matteo Spagnolo y Rafa Villar representan la apuesta por jóvenes bases creativos, capaces de sostener un ritmo alto y castigar en penetración tras bloqueo directo. A su lado, exteriores como Hamidou Diallo o Rodions Kurucs aportan físico para defender varias posiciones y correr tras robo, una herramienta clave en la transición. En la pintura, la llegada de Mamadi Diakité garantiza intimidación cerca del aro y la posibilidad de defender en cambios gracias a su movilidad.
No se trata solo de fichajes, sino de un rediseño de la plantilla con intenciones claras. Baskonia busca un baloncesto menos previsible, con quintetos que alternen el formato pequeño para acelerar el juego y formaciones más clásicas para protegerse en la Euroliga. La continuidad de Markus Howard, con su capacidad para generarse tiros desde el bote, es el seguro táctico que permite a Galbiati construir alrededor de un anotador élite.
Claves tácticas del nuevo Baskonia
El Baskonia de Galbiati parece orientado a tres pilares: ritmo, presión y versatilidad. El ritmo se traduce en transiciones rápidas y ataques que buscan resolver en los primeros segundos, antes de que la defensa se organice. La presión implica una defensa adelantada, muy agresiva y con solidaridad para robar balones y correr. La versatilidad se refleja en quintetos donde un alero puede actuar de ala-pívot y un pívot de recursos móviles salga a defender al perímetro.
Estas claves, sin embargo, exigen una ejecución precisa. El riesgo de la presión adelantada es dejar huecos defensivos; el vértigo ofensivo puede provocar pérdidas si no hay lectura correcta; y la versatilidad necesita jugadores dispuestos a sacrificar roles tradicionales. Si Baskonia logra equilibrar esos aspectos, puede convertirse en un equipo incómodo en cada posesión, tanto en Liga Endesa como en Euroliga.
Dejar atrás el desencanto desde la reconstrucción
Baskonia no atraviesa sus mejores años. Las últimas campañas han estado marcadas por la irregularidad, salidas dolorosas y una sensación de estancamiento. La afición, exigente como pocas en Europa, espera recuperar el orgullo de ver a su equipo codearse con los mejores en ACB y Euroliga. El fichaje de Galbiati no es solo un cambio en el banquillo, sino una declaración de intenciones: volver a arriesgar, volver a ser diferentes.
El reto no será sencillo. La Euroliga exige adaptaciones constantes y Galbiati deberá equilibrar el vértigo ofensivo con un sistema defensivo que aguante en media cancha. Si consigue compactar la defensa en el cinco contra cinco y, a la vez, liberar el talento de sus exteriores en transición, Baskonia podrá mirar hacia arriba. El ambiente empieza a cambiar. Con Galbiati, el club no solo busca victorias, sino también identidad. Y quizás, en ese camino, esté la llave para dejar atrás los años grises y recuperar el brillo de un proyecto que siempre se soñó grande.