Puede ser su última bala. Un jugador de condición absolutamente impredecible. Pendular en un sentido salvaje. Irritante para unos y otros. Un deportista indiferente a la lógica, a la autoridad. También es indiferente como jugador a los vectores tácticos. En racha, ha tenido noches de ‘hot hand’ en las que ha desatado toda su capacidad de amenaza (68 puntos y 13 triples les ha metido en los dos partidos que jugaron Rockets y Suns la semana pasada). En posiciones y situaciones disparatadas, porque recordemos que su selección de tiro puede ser una de las más cuestionables de la liga (1-10 en T3 en su penúltimo partido ante SAS). Un jugador, a ratos, lunático. Inadaptado. Cuando concentras todas tus fortalezas en ser una metralleta, pues por lo menos acertar.
Pesa sobre la joven estrella de los Rockets una doble apreciación que tiene mucho de paradoja. De un lado, se celebra su baloncesto suicida y, de otro, se condena por imprudente. Hablamos, por supuesto, de Jalen Green. La narrativa siempre acaba apuntando a la joven estrella de Houston, ya que el oriundo de Merced, en cierto modo, representa mejor que ningún otro caso el bucle infinito entre el talento y lo absurdo. El absoluto equilibrismo entre realidad y ficción.

EL CAOS NO VA CON UDOKA
El escolta aterrizó en unos Rockets sumergidos en una crisis sistémica de graves consecuencias a presente y de difíciles antídotos en el futuro inmediato. El principal problema en Houston los últimos años había sido la falta de un carácter. Bajo el mandato de Stephen Silas, el equipo carecía de identidad, ética de trabajo y veteranía en el vestuario. En esa línea fue el verano de los Houston Rockets, que buscaron solucionarlo todo de golpe. Primero cambiaron a Silas por Ime Udoka, y para la pista llegaron Dillon Brooks, Jock Landale, Jeff Green y la joya de la corona entre los bases agentes libres, Fred VanVleet.
Solo la resistencia de Jabari, Alperen y el propio Jalen, y ese espacio de autodefensa y supervivencia, conformaban un flotador encomiable para evitar el ahogo…al menos hasta que llegó Udoka.
Esto decía recientemente el técnico en The Athletic, sobre su pupilo: “Lo principal es que aprenda a leer el juego, eso es lo más importante. Para que crezca porque, como dije, puedes anotar más de 20 puntos si tienes el balón en todo momento y eres uno de los pilares principales en ataque, pero tiene que ser más eficiente. Esa es la cuestión: ¿cómo puede ser más eficiente? Lo más importante para él es aprender. Se trata de conversar con él, mantener la confianza, seguir creciendo como jugador y ver lo que te ofrece el juego. Lo más importante para él es ver toda la pista, ver cómo la defensa lo defiende, y eso es lo que seguimos intentando, convertirlo en un jugador completo en ataque”.
JALEN ‘INEFICIENTE’ GREEN
Siendo un ‘combo guard’ eléctrico, ligero y con un techo todavía por descubrir, el talento sin trabajo, esfuerzo y disciplina no es suficiente. Jalen es una combinación de habilidades y físico, además de un instinto competitivo innato. El prototipo perfecto de proyecto a desarrollar para una franquicia en construcción. Un combo adaptado al básquet moderno.

La irregularidad forma parte de la curva de aprendizaje de los jugadores novatos, más si cabe en el caso de aquellos que tienen una gran carga creativa o de dirección como es la situación de Jalen Green. No obstante, no ha habido ningún tipo de evolución en su juego. Con el ‘guard’ de los Rockets la inconsistencia ha sido la tónica y el mejor resumen de su corta carrera en la NBA.
- Temporada 2021-22: 17.3 puntos, 2.6 asistencias, 42,6% en TC, 34.3% en T3
- Temporada 2022-23: 22.1 puntos, 3.7 asistencias, 41.6% en TC, 33.8% en T3
- Temporada 2023-24: 18.2 puntos, 3.2 asistencias, 40.9% en TC, 31.3% en T3
El jugador de origen filipino, pese a no dejar malas sensaciones en su primer año en la liga, no cumplió con las expectativas generales para un #2 del Draft. Muy inconsistente, con una toma de decisiones algo cuestionable y sin quedar claro cuál iba a ser la posición en la pista en la que mejor funcionase. Pero bueno, “pequeños detalles que con el paso de los partidos el jugador irá puliendo”. Eso mismo pensaron en la gerencia de los Rockets, pero la realidad es que lleva ya casi tres años en la NBA y la sensación de estancamiento es evidente. Y como podéis observar, el acierto ha ido disminuyendo, tanto desde la larga distancia como en lanzamientos de dos puntos.
En definitiva, Jalen Green lanzaba de manera más eficiente en su temporada rookie que en su tercer año. En el pasado mes de febrero, el escolta registró un 36.8% en tiros de campo y un irrisorio 26.3% en tiros de tres.

Uno de los anotadores más ineficientes de la competición, con un TS% de 52.6. Únicamente hay siete jugadores con peor dato de efectividad: Scoot Henderson (POR), Russell Westbrook (LAC), Jordan Poole (WAS), Jeremy Sochan (SAS), Josh Giddey (OKC), Jordan Clarkson (UTA) y Caris LeVert (CLE).
MARGEN DE MEJORA
Su índice de acierto se desploma en la pintura (no en la zona restringida): 30.8%.
Jalen Green was off yesterday. That’s fine, the issue I have is the shot selection. Has to be more intentional about where he’s shooting. No fga this game in the short corners. Needs more buckets from where he’s shooting avg/above avg. pic.twitter.com/shBduSoj42
— + Miles, Laurent. (@heisnotahooper) February 5, 2023
Y esa ineficiencia no hace acto de presencia solamente en el aspecto anotador, ya que también se traslada a otras facetas del juego. Por ejemplo, el escolta de los Rockets es el octavo jugador que más posesiones pierde con el balón en sus manos (que se la quitan, no realizando un pase).
De este modo, el que parecía postularse en 2021 como la cara visible del proyecto en Houston, el que debió ser el epicentro de las reacciones, parece ceder ese protagonismo a Alperen Sengün (21+9) y Jabari Smith (13+9). Pero cede el protagonismo a propósito. Sabe que es la única forma de que esto funcione (asignación de rol de Udoka). Además de haber bajado el volumen de tiros respecto a la temporada pasada (de 17.9 a 15.5), en 2024 es el año en el que menos tiempo está el balón en sus manos (USG% de 26.7).

LIDERAZGO POSITIVO
La primera señal de liderazgo que se percibió de Green fue durante el ‘media day’ en 2021, cuando habló de no necesitar forzar las cosas y dejar que la dinámica del equipo evolucionara de forma natural. Esta era, por supuesto, una plantilla que incluía a Christian Wood y John Wall, dos veteranos con objetivos personales específicos para la temporada. Su comportamiento tranquilo impresionó a los periodistas, especialmente para un hombre tan joven con tantas expectativas (fue seleccionado antes que Evan Mobley, Franz Wagner o Scottie Barnes).
Eso lo acompañó durante su temporada de novato. Su estilo es más parecido al de Eric Gordon, y prefiere dejar que sus acciones hablen por sí solas. Casualmente, Green se cambió el dorsal cuando Gordon se mudó a Los Ángeles. Jalen posee una atracción gravitacional en el vestuario porque su energía nunca flaquea. Aunque tenga buenos o malos partidos, eso nunca afecta a sus interacciones con sus compañeros de equipo.

Además, se nota que quiere absorber cualquier conocimiento que se le presente, lo cual es bueno para su capacidad de aprendizaje. La mejor cualidad que puede tener un jugador es su carácter ‘coachable’. Y en Green, hablamos de una forma de afrontar la realidad, la vida. Siendo una virtud innata, resulta, paralelamente, desmedida. Entre la temporada pasada y ésta, se ha sentido más cómodo expresando lo que siente y piensa sobre las cosas que suceden durante la temporada. No es el hombre todavía, ya que está en proceso de convertirse en la mejor versión de sí mismo y tiene mucho camino por recorrer, pero como dijo hace tres años, todo surge de forma natural.
LA ÚLTIMA BALA PARA JALEN GREEN
Jalen Green showed last night why you don’t just give up on a 22 year old being coached hard for the first time. He played a complete game on both ends.
34 PTS | 9 REB | 4 AST | 2 STL | 68.7% TS pic.twitter.com/BRYowYwyki
— V̷a̷t̷o̷r̷ (@VatorSports) March 3, 2024
Con Şengün y Smith asegurando los tableros, y Green con dardos desde todas partes y fumándose defensores en el dribling, todo esto se convierte en un abuso de riqueza ofensiva para los Rockets. Y es en las noches más frías (cuando Alperen y Jabari no muestran su mejor cara), en las noches de más dura defensa rival, cuando este chico debe pasar de ser un lujo a una necesidad. Este es un caso que rebasa las cualidades atribuidas a la explosión imprevista de un jugador joven. Y, de paso, esto nos recuerda que el talento en la NBA se reproduce en un proceso interminable, que, por cierto, acontece a una velocidad muy superior a la que a veces estamos dispuestos a digerir.
Puede ser la última bala. El año que viene entra en su último año de contrato rookie, en el que se va a embolsar 12.4 millones. Decenas de caminos posibles y uno sólo es el correcto. Hace mucho que los Rockets vienen equivocándose y ya no hay más margen de error posible. Han disparado demasiados proyectiles que han tomado una mala dirección. Necesitan que alguien corrija la trayectoria de todos esos disparos y por fin dé en el blanco. A Green sólo le queda un disparo antes de caer en la irrelevancia.
Apunta bien, Jalen.