Aunque por los vestuarios, los despachos, las oficinas y hasta en las ruedas de prensa de Cuspinera se ha evitado hablar de Copa, o siempre que se ha hecho ha sido con extrema cautela, aunque aún quedan tres partidos para decidir qué equipos viajarán a A Coruña del 18 al 21 de febrero, la realidad hoy sitúa a Fuenlabrada septimo en la tabla de Liga Endesa, codeándose con rivales destinados a mayores metas, como Andorra o Gran Canaria y mirando por encima del hombro a presupuestos y proyectos de mayor enjundia, como los planteados en Málaga, Badalona o Bilbao. Son ya siete las victorias que ha conseguido sumar el conjunto del sur de Madrid en los 14 partidos disputados hasta el momento de esta Liga Endesa 2015/16. Eso coloca a los de Cuspinera en un notable 50% de victorias.
A todos estos datos hay que darles un punto extra de perspectiva. Siete meses atrás, el Fernando Martín era testigo de cómo su equipo, tras 10 temporadas consecutivas sobreviviendo en ACB, certificaba ante Valencia, al menos sobre las canchas, un descenso deportivo más que merecido, después de firmar unas escasísimas ocho victorias (tan sólo una más de las que llevan ya este curso). Con un complicado verano mediante, con todas aquellas idas y venidas del 'caso COB' y después de unos cuantos meses de futuro incierto para la afición naranja, Fuenlabrada decía adiós a, práticamente, la totalidad de la plantilla. Chema González, Rolands Smits y Jorge Sanz, que habían gastado su año anterior cedidos en diferentes destinos de LEB Plata, eran los únicos restos de aquel proyecto fuenlabreño comandado por Andy Panko.

EL FERNANDO MARTÍN VUELVE A SER UN FORTÍN
Después de conseguir en los despachos una prórroga en forma de permanencia, desde las oficinas del club madrileño las ideas parecían claras: había que recuperar aquella identidad aguerrida, de club humilde, de feudo pequeño e inexpugnable. En esa dirección trabajó siempre la primera piedra del nuevo proyecto, Zan Tabak, que confeccionó una plantilla cuyo talento ofensivo y físico, especialmente en la pintura, fue puesto en duda desde el primer instante, pero que parecía apuntar siempre a una misma línea: la del oficio y el buen hacer.
Amén de esa confección de un equipo por encima de unas cuantas individualidades, el técnico croata se hartó de repetir, tanto en pretemporada como ya durante el arranque del curso, que su tarea era la de devolver al Fernando Martín su identidad de cancha complicada. En ese sentido, el trabajo del equipo técnico parece haber dado sus frutos tanto en números (seis de las siete victorias fuenlabreñas ocurrieron en el Fernando Martín, en los ocho partidos que allí se han disputado), como en sensaciones: la química entre los Popovic, Chema González, Paunic o Urtasun con la grada ya es real y eso se atestigua con el desenlace del último partido ante Gran Canaria, una de las últimas grandes fiestas que se recuerdan en Fuenlabrada en la victoria más holgada de los locales desde diciembre de 2014.
LA PRIMERA OPORTUNIDAD DE JOTA CUSPINERA
Tan importante como la confección de la plantilla fue la llegada, junto al técnico croata, de Jota Cuspinera, que sería desde el primer instante su segundo de a bordo, su mayor cómplice y con quién Tabak pareció confeccionar un recetario de juego claro de defensa intensa y juego dinámico en el que más tarde nos detendremos. Así funcionó el Fuenlabrada de Tabak durante las primeras seis jornadas, en las que consiguió cosechar hasta tres victorias.
De nuevo, un cambio sustancial en la planificación deportiva en forma de salida volvía a sacudir todo el esqueleto del nuevo proyecto, como ya lo hicieran en su momento las salidas de Esteban Batista o Gustavo Ayón, temporadas atrás. Maccabi llamaba a la puerta de Zan Tabak y el técnico no titubeó en tomar un proyecto de semejante envergadura. La nave se volvía a quedar sin capitán y las miras se situaban sobre la decisión de una directiva que no tenía grandes alternativas en el mercado y sí en su propio banquillo, con un Jota Cuspinera que se presentaba como la decisión más lógica después de que navarro y croata trabajaran codo con codo durante tres o cuatro meses, pero al que, las experiencias de la pasada temporada con entrenadores noveles como Hugo López o Jesús Sala le jugaban en su contra.

El equipo fuenlabreño mostró entonces personalidad y terminó dándole la batuta al navarro. Su debut no fue fácil, Fuenlabrada caía ante Tenerife en su derrota más holgada del año como local hasta el momento y enlazaba dos partidos consecutivos sin conocer la victoria en el Fernado Martín. Tampoco saltaron las alarmas.
INTENSIDAD DEFENSIVA, ACIERTO EXTERIOR Y DEBILIDAD INTERIOR
Cuspinera optó por dar continuidad a la misma fórmula que había respetado Tabak hasta el momento, aquella que, con sus virtudes y sus defectos, había llevado a su equipo a un balance del 50% de victorias en seis partidos. Entre las virtudes se puede contar la intensidad defensiva. El conjunto madrileño ya andaba sobre los ocho robos por partido y con Cuspinera esa mordiente en las marcas, las ayudas y las líneas de pase aumentó, elevándose esa cifra de recuperaciones por encima de las nueve por partido desde que él tomara las riendas. Los del sur de Madrid son, actualmente, el cuarto mejor conjunto en ese apartado.
En el apartado ofesivo, el equipo funcionó con Tabak basado, principalmente, en un protagonismo repartido en el colectivo y en un acierto exterior bastante elevado. Cuspinera ha añadido algunos toques a esa receta ofensiva, ahora más compleja, en forma de pick and roll. La dependencia del tiro exterior es ahora menor de lo que lo era cuando Tabak se sentaba en el banquillo madrileño porque hay algo más de actividad en la pintura: de los algo más de 34 tiros de 2 que con el croata se intentaban en cada encuentro, se ha llegado a los 37 intentos de 2 por partido con Cuspinera.

Ese juego interior es, precisamente, donde nacen y mueren casi todas las pesadillas del técnico navarro. El suyo es el equipo con peores números en el rebote defensivo de toda la liga y se sitúa el tercero por la cola en rechaces totales. Además, aquella falta de centímetros que preocupaba en pretemporada ya da la cara estadísticamente: Fuenlabrada es el cuarto peor taponador de toda la competición.
SIN LÍDERES ESTADÍSTICOS
La contraposición con el proyecto de las dos pasadas temporadas en Fuenlabrada es total. Punto por punto, el equipo madrileño ha ido trabajando en construir un equipo con unas características diametralmente opuestas. Eso pasa tanto por el juego, sustentado en la intensidad defensiva y el protagonismo ofensivo en ataque, como por, incluso, el apartado estadístico. Sin señalarlo como motivo directo o único del fracaso deportivo del Fuenlabrada la pasada campaña, se dio la paradoja de que, mientras Panko y Akindele lideraban las tablas de anotación y valoración durante meses el pasado curso, su equipo se iba hundiendo en la clasificación.
Esta temporada, sin embargo, no hay ningún jugador que destaque especialmente en algún apartado. Popovic ha enlazado varios buenos partidos en la anotación, Paunic está encontrando al fin regularidad, y ha habido buenas apariciones de Urtasun o Tabu, el único que hasta ahora ha recibido algún reconocimiento individual, tras ser el MVP de la jornada 12, pero todos ellos andan todavía lejos de estar entre los mejores anotadores de la liga. Y aquellos apartados en los que algún jugador fuenlabreño asoma la cabeza no son si no mayores indicativos de esa tesis, la del juego colectivo para la no-dependencia: entre Uriz y Tabu suman más de ocho asistencias por partido, pero, individualmente, apenas llegan para abordar el top 10 de asistentes en liga; mientras, el belga se ha colocado como el segundo mejor recuperador del campeonato, con 1,86 balones robados por partido.
BONDADES Y REVERSOS DEL CALENDARIO
Llegamos al punto probablemente más decisivo. Al buen hacer deportivo, el equipo fuenlabreño sumó algo de fortuna. Si no, tampoco se entendería como un proyecto de sus características ha llegado a enero con opciones de Copa. El calendario de los de Cuspinera ha sido caprichoso y, hasta el momento, ha situado a un gran número de los rivales directos por la permanencia en el Fernando Martín. Los madrileños han dado ya buena cuenta de Manresa, Obradoiro o Estudiantes y de equipos que, incluso, deberían acabar el año por encima, como Andorra, Obradoiro o Bilbao.
Por eso, aún habiendo logrado situarse en una situación más que cómoda, a cinco victorias de la permanencia virtual y en un séptimo puesto que le sitúa en una zona caliente de la tabla, el Fuenlabrada todavía tiene que desplazarse a Murcia y Zaragoza y recibir al Real Madrid en casa. Pero no solo su participación en Copa no está garantizada. Los de Cuspinera aún tendrán que enfrentar un calendario mucho más hostil, con unos complicados partidos como local contra Barcelona, Valencia o Baskonia, entre otros, y con desplazaminetos clave ante esos rivales directos que ya ha recibido en el Fernando Martín en la primera vuelta. Ese punto, el de los desplazamientos, es clave. El conjunto fuenlabreño es, hasta el momento, uno de los peores como visitante. En los seis partidos que ha jugado fuera de sus dominios, el equipo del sur de Madrid tan sólo ha logrado imponerse ante Gipuzkoa, en una contundente victoria que, eso sí, les ha colocado con una gran ventaja en el basket average particular con, ni más ni menos que el penúltimo clasificado la pasada temporada, es decir, uno de los rivales de nivel más parejo del campeonato, a priori. El resto de desplazamientos, cinco en total, los cuenta como derrotas, todas ellas, además, con diferencias de más de 10 puntos en contra.