La temporada 2025‑26 arranca con un Real Madrid de baloncesto irreconocible. No por falta de identidad, sino por un lavado de cara que redefine jerarquías y obliga a mirar con lupa quién gana y quién pierde espacio en la plantilla más laureada de Europa. El club blanco ha realizado un verano agresivo en el mercado, y la llegada de Théo Maledon, David Krämer, Gabriele Procida y Chuma Okeke marca un punto de inflexión. La pregunta es inevitable: ¿quién pierde sitio con los nuevos fichajes?
La revolución silenciosa del Real Madrid
Con la salida de Dzanan Musa rumbo al BC Dubái y la destitución de Chus Mateo, la sección de baloncesto del Real Madrid se activó a través de un plan de renovación estructural. Al frente del proyecto, Sergio Scariolo toma el mando con Sergio Rodríguez en la dirección deportiva. El mensaje del cambio es claro: físico, intensidad, y una plantilla más atlética.
El club ha reclutado talento joven y versátil. Maledon, ex NBA con apenas 24 años, asumirá galones como generador y combo guard. Krämer y Procida aumentarán aún más la oferta de tiro exterior y energía defensiva. Y Okeke, que llega desde la liga estadounidense, aportará potencia y rebote en la pintura.
La hoja de ruta de Sergio Scariolo: minutos caros, jerarquía en juego
La plantilla de Scariolo no es más larga, pero sí más competitiva. Cada posición cuenta ahora con tres perfiles distintos. El efecto dominó afecta directamente a los veteranos y a quienes hasta ahora disfrutaban de cierta estabilidad. Se acabaron las “alineaciones tipo” en el Real Madrid.
Facundo Campazzo, indiscutible hasta ahora, deberá compartir la dirección con Andrés Feliz y Maledon. El francés ha llegado para competir de tú a tú con cualquiera, y si se adapta rápido, podría desplazar incluso al base argentino a un rol más compartido. Si el Facu tiene una desconexión como la de la pasada temporada, se cae de la foto.
En el perímetro, Sergio Llull afronta una temporada compleja. Su liderazgo en el vestuario no se discute, pero con Procida y Krämer pisando fuerte, sus minutos podrían limitarse a contextos específicos, las mandarinas serán sólo delicatessen para ciertos momentos. Alberto Abalde, irregular el último curso, podría ser el principal damnificado en la rotación de aleros.
En el juego interior, Bruno Fernando tendrá que convencer para no quedar eclipsado por Okeke. El nuevo fichaje es más móvil, más físico y encaja mejor en el baloncesto de posesiones rápidas que propone Scariolo. Solo Tavares y Garuba parecen blindados en sus roles.
¿Quién pierde sitio? Los liderazgos en juego
Aunque las decisiones se toman en la pista, los primeros damnificados parecen evidentes. Llull, Abalde y Bruno Fernando deberán luchar por seguir en la foto. Andres Feliz, a pesar de su progresión, parte como incógnita ante la irrupción de Maledon. Y habrá que ver cómo se adapta Campazzo a un reparto de responsabilidades que no siempre ha encajado bien.
Por el contrario, los fichajes llegan con el respaldo del cuerpo técnico y la expectativa de ser importantes desde el primer día. No son apuestas de futuro, sino refuerzos inmediatos. Y eso remueve inevitablemente el ecosistema interno del equipo. En un club donde ganar es ley, nadie tiene el puesto asegurado. Los nuevos no solo aportan talento: obligan a todos a moverse, competir y reinventarse. Porque si algo está claro es que en el Real Madrid de esta temporada, el que no se adapta, se cae del tablero.