El triunfo del Barça Basket en Atenas frente al Panathinaikos devolvió algo de optimismo a un entorno culé necesitado de buenas noticias. Sin embargo, más allá del resultado, el Barça Basket continúa viviendo en una encrucijada. Primera derrota en la Liga Endesa y segunda de la semana pocos días después de ganar en Euroliga. Con un presupuesto más ajustado, los azulgranas apuntan a que siguen sin dar con la tecla de la reconstrucción.
Peñarroya sigue y con él las dudas
La dirección deportiva decidió mantener a Joan Peñarroya al frente del banquillo, apostando por la continuidad en lugar de un nuevo cambio de rumbo. El técnico catalán, que cerró una temporada marcada por la irregularidad y la falta de títulos, cuenta con el respaldo del club para intentar estabilizar un proyecto que perdió identidad tras la salida de Jasikevicius y la reducción presupuestaria.
La confianza en Peñarroya responde tanto a criterios deportivos como económicos: su contrato vigente y la dificultad de atraer a un entrenador de primer nivel con las nuevas limitaciones presupuestarias pesaron en la decisión. Aun así, dentro y fuera del vestuario, existe consenso en que esta temporada debe marcar un punto de inflexión. La victoria en Atenas refuerza momentáneamente su figura, pero no despeja las incógnitas sobre el rumbo del equipo a medio plazo.
El equipo no es sólido defensivamente, y las victorias llegan tras grandes actuaciones individuales, sobretodo de Will Clyburn que ha empezado la temporada en modo killer. El bloqueo directo sigue siendo una fuente inagotable de recursos para los equipos rivales, y la rotación interior no ha sido renovada tras los problemas del año pasado. Un Jan Vesely ya mayor será el responsable de dar mas solidez a la pintura azulgrana.
Una plantilla corta, un lesionado clave y un techo incierto
El Barça ha vuelto a encarar el curso con una plantilla de talento, pero también con desequilibrios. Las llegadas de Will Clyburn, Tornike Shengelia, Myles Cale, Miles Norris y el regreso de Juani Marcos aportan versatilidad, aunque el conjunto sigue lejos de la profundidad de otros gigantes europeos. La única baja relevante por lesión es la de Juan Núñez, cuya ausencia ha obligado a Peñarroya a improvisar en la dirección de juego durante las primeras jornadas.
El club ha priorizado la contención económica frente al gasto desmedido de años anteriores, pero esa estrategia limita las aspiraciones en la Euroliga y la ACB. Los nuevos fichajes son apuestas más que certezas, y el equipo sigue dependiendo del rendimiento de veteranos como Vesely y Laprovittola, ambos volviendo de lesión de larga durada. La victoria en Atenas demuestra que el Barça aún puede competir en noches grandes, pero también que sigue viviendo al borde del desequilibrio estructural: sin una base sólida, cada triunfo se siente más como un alivio que como un paso hacia la estabilidad.