En el mundo del baloncesto español, el escándalo de los pasaportes falsos ha resurgido, lanzando una vez más la sombra de la duda sobre el Real Madrid y otros clubes. Aunque el caso parecía haber quedado enterrado tras el sobreseimiento en 2016 del asunto relacionado con Marcus Slaughter y Andy Panko, nuevas informaciones en redes sociales sugieren que el problema podría ser más profundo de lo que se había asumido, señalando incluso una posible sanción para el Real Madrid por su implicación en el caso, lo que podría tener consecuencias deportivas y legales para la entidad.

El caso Slaughter

El escándalo original, destapado en 2015, involucraba a jugadores de élite como Marcus Slaughter, quien presuntamente habría jugado con un pasaporte Cotonou falso. En aquel momento, el revuelo fue tremendo, llegandose incluso a una investigación a fondo que apuntaba a varios clubes, incluyendo el Real Madrid. Según Slaughter, él no fue consciente del uso de un pasaporte fraudulento, y señaló directamente al club como el responsable de la situación. Aunque el caso fue finalmente sobreseído, dejó tras de sí una mancha en la imagen de la liga.

El caso Panko

Andy Panko, por su parte, jugó de manera fraudulenta con el Montakit Fuenlabrada durante la temporada 2015-2016. Al igual que Slaughter, Panko utilizó un pasaporte Cotonou falso, lo que le permitió ser considerado jugador comunitario, a pesar de no cumplir con los requisitos para ello. El escándalo no se limitó solo al Real Madrid, sino que otros equipos, como el Fuenlabrada, también se vieron implicados en esta red de pasaportes fraudulentos.

Aunque el caso de Panko también fue investigado, finalmente el juez sobreseyó el asunto en septiembre de 2016, argumentando que no había pruebas suficientes para seguir adelante con las imputaciones.

¿Hay un patrón en el baloncesto español?

El caso de Marcus Slaughter no fue el único en esa época. Ya en 1998, el baloncesto español había enfrentado un escándalo similar con el jugador Esteban Pérez. Esto revela un posible patrón más que preocupante en el deporte de la canasta en nuestro país, donde la competitividad y los incentivos financieros parecen empujar a clubes y jugadores a cruzar límites éticos