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Larry Bird se volvieron a ver en una final. La anterior fue en la NCAA, cuando los Michigan State de Earvin Johnson ganaron a los Indiana State de Larry Bird en el encuentro universitario más visto de la historia. Esta vez, en la NBA, Bird, se pudo vengar ganando la final y siendo el MVP.

La segunda fue al año siguiente con distinto resultado. Los Lakers vencieron con un Abdul Jabbar, que a pesar de sus 38 años, seguía haciendo de las suyas, y con Johnson, que promedió 15 asistencias en postemporada. La definitiva fue en el 87. El momento álgido tuvo lugar en el cuarto partido, cuando Magic anotó aquel gancho caído del cielo por encima de McHale y Robert Parish para sellar la victoria. Aquella fue su mejor temporada llegando a promediar 23 ptos, 12 asist. y 6 reb.

“Magic” anuncia que tiene el Virus VIH
 

El éxito tenía nombre y apellido, pero hay veces en las que una bonita historia acaba con un trágico final. En 1991, y tras jugar frente al Joventut en París en el Open McDonald’s, a Magic se le borró aquella mítica sonrisa de la cara, cuando en una rueda de prensa, televisada por la CNN y la ESPN, y recogida por diarios europeos, japoneses y australianos, anunció que había contraído el virus del sida, lo que supuso una auténtica conmoción, no sólo para el baloncesto, sino para el mundo en general. Parecía imposible que al gran “Magic” le pudiera suceder nada malo, aunque el partido más duro comenzaba ahora .En una época en la que no se sabía aún a ciencia cierta las consecuencias del VIH, muchos pensaron que no duraría mucho.
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No obstante, en aquella comparecencia se mostró igual o más grande que en la cancha. Declaró que la gente no debía preocuparse ya que no iba a morir: “Seguiré dándoos la lata como he hecho siempre, me veréis por aquí”, mandó un mensaje a los jóvenes: “A veces creemos que eso no me va a pasar a mí, el sexo seguro es el que hay que practicar”, y por último se mostró ingenioso ante el micrófono: “Esto es un nuevo reto. Es como estar entre la espada y la pared y tengo que salir haciendo una finta. Voy a seguir adelante, voy a combatir y voy a pasarlo bien”, concluyó.

En esa temporada no pudo volver a jugar, aunque soprendentemente fue incluido entre los candidatos para participar en el All-Star Game de 1992. La gente no daba crédito, y demostraron que le echaban mucho de menos. Las votaciones para que Earvin disputara aquel partido fueron las más altas de la historia, y la expectación generada fue máxima. Sin embargo, muchas voces autorizadas, entre las que se incluyen consagrados periodistas americanos, rebajaron la euforia de un país expectante. Para ellos no era buena idea que jugara. Imaginaban ver a un Magic demacrado por la enfermedad, incapaz de realizar ejercicio constante, incluso le imaginaban amarillento, lo cual no sería un patrón ejemplar para los jóvenes. Todo el mundo del baloncesto observa el túnel por el que el equipo de la conferencia oeste saltaría al parqué. Y allí pareció él, con millones de ojos puestos en esa bocana de vestuarios, y alumbrado por los focos. Tenía un gran aspecto y buena cara, sólo con algún kilo de más debido a la inactividad. Empezó el duelo y dejó claro rápidamente que no se le había olvidado ni un ápice jugar al baloncesto. Es más, fue el mejor. Se erigió en el gran protagonista del partido y fue nombrado MVP del All-Star , en el que dejó canastas inverosímiles y vistosos unos contra unos frente a Isiah Thomas, uno de sus grandes rivales en la posición de uno a lo largo de su carrera, y con el que finalmente no ha acabado bien.
 

Ya retirado, jugó también con la selección estadounidense en los Juegos Olímpicos de Barcelona, formando parte de aquel invencible Dream Team. En 1996, como les ocurre a todos los grandes, intentó volver, y a pesar de no hacerlo nada mal, tras una temporada reconoció que era hora de dejarlo. A su vez, ciertos jugadores, Karl Malone entre ellos, manifestaron su deseo de no jugar con alguien infectado por el virus del sida, aunque posteriormente su vida ha transcurrido con normalidad.
 

Tras su retirada se dedicó a dar conferencias a lo largo de Estados Unidos, especialmente a gente joven en los colegios, para que sepan prevenir la enfermedad y luchar contra ella, argumentando que lo que le salvó la vida fueron “la detección precoz y los antirretrovirales”. A su vez, se dedicó a negocios relacionados con los teatros y también ha realizado giras jugando partidos benéficos.

Pocos se olvidan de lo que aportó al mundo de la canasta, y su manera de entender el deporte como un juego. Se retiró tras trece temporadas y cinco anillos a sus espaldas, y con una legión de admiradores, que no dudan en colocarle entre los mejores jugadores de toda la historia. Desde entonces, en los colegios los altos ya no aceptaban que les colocaran debajo del aro porque querían jugar de bases, aunque su mejor legado fue el demostrar que no hay leyes escritas en el baloncesto, y que lo principal es divertirse y disfrutar en lo que haces.

Así apareció en un videoclip en marzo de 2014:

youtube://v/3D73V_Pb5Hk
 

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El antes y después de una leyenda: Arvydas Sabonis

El antes y después de una leyenda: Tyrone Bogues

El antes y después de una leyenda: Dennis Rodman

El antes y después de una leyenda: Earvin 'Magic' Johnson

El antes y después de una leyenda: Larry Bird