El antes y después de una leyenda: Arvydas Sabonis
El antes y después de una leyenda: Tyrone Bogues
El antes y después de una leyenda: Dennis Rodman
El antes y después de una leyenda: Earvin 'Magic' Johnson
El antes y después de una leyenda: Larry Bird
Informe Robinson: Palabra de Larry
Su apariencia manifestaba poca inteligencia pero en la cancha no había nadie tan listo como él, su cuerpo era desgarbado y antiatlético pero acabó convirtiéndose en uno de los mejores deportistas de la historia, fuera de la cancha era introvertido y reservado, dentro de ella hablador y protagonista, su forma de tirar parecía pésima pero las metía todas. Su primer apodo fue el paleto de French Lick y posteriormente se le conoció como la gran esperanza blanca.
Este es Larry Bird, un hombre de contrastes, y uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto.
Bird revolucionó la posición de alero por su intuición y su visión del juego, además de ser considerado el mejor tirador desde todos los puntos del campo. Su instinto asesino en los momentos más calientes del partido fue lo que aupó a la majestuosidad. Su inteligencia en una pista no conocía límites. No era demasiado veloz en la carrera, pero sí extremadamente rápido en la toma de decisiones. Sólo le valía ganar y ganar, aunque tuviera que desconcentrar a los rivales con sus artimañas. No quería fama, sólo hacer lo que más le gustaba,. Entrenaba más que nadie para convertirse en el número uno. Toda su carrera transcurrió en los Boston Celtics, y al igual que otros genios, cambió la historia de la franquicia.
Coach Larry
Una vez retirado, siguió escribiendo páginas importantes en relación con el baloncesto. Del 1992, año en el que se retiró, al 1997 ejerció como asistente especial de los ‘orgullosos verdes’. Sin embargo, su oportunidad como entrenador principal no tardó en llegar, y no defraudó. En 1998 los Indiana Pacers confiaron en él para hacerse cargo del equipo. En sus dos primeros años llevó al equipo a la final de la Conferencia Este, y ya en el 2000 llegó a la Final de la NBA, aunque no pudo colocarse el anillo de campeón. Ese año fue nombrado Entrenador del Año.
Cada vez que él hablaba, sus jugadores asistían concentrados a todas sus explicaciones, conscientes de que eran unos privilegiados de poder aprender de los conocimientos de alguien como él. En sus tres años en los Pacers obtuvo un buen balance de 147 victorias por 67 derrotas.
¿Dónde anda el pájaro?
Actualmente ejerce como directivo deportivo de este equipo y es dueño de un restaurante que lo llamó ‘Boston Connection’.
272_2.jpg
La triste y exitosa vida del pájaro
Larry Joe Bird, como comentamos anteriormente, nació en un pequeño pueblo de Indiana (French Lick), de no más de 1.000 habitantes, en el seno de una familia muy pobre, lo cual, según él, le sirvió de motivación durante su carrera. Además, su padre era alcohólico, y su madre acabó separándose de él, lo que finalmente llevó al mayor de los Bird al suicidio. Larry, en un acto de frialdad asombroso, no lloró por él, argumentando que si era la decisión que había tomado, debían respetarle. Tras este hecho, y con 18 años recién cumplidos, decide centrar toda su atención en el baloncesto, donde ya destacaba, hasta el punto de que gente de todo el Estado de Indiana se desplazaba a los partidos de su equipo sólo para verle a él.
Llegó el momento de ir a la universidad, y en concordancia con su fama, su destino debía ser la prestigiosa Universidad de Indiana, pero a este chico de pueblo le abrumó la majestuosidad de la institución y la capacidad del pabellón, y optó por regresar a French Lick, donde trabajó recogiendo basura. Tras un tiempo, decidió enrolarse en la poco conocida Universidad del Estado de Indiana, poco, hasta que la llevó a la final universitaria frente a Michigan State, donde jugaba un tal Magic Johnson. Perdieron, pero en ese momento nació una de las mayores rivalidades de la historia del baloncesto.
El prestigioso entrenador de los Celtics, Red Auerbach, quedó fascinado con el juego del aún universitario, por lo que decidió esperarle un año más de universidad, renunciando al draft ese año, hasta que por fin llegó a los míticos verdes. En cuanto aterrizó en la mejor liga del mundo dijo: “No importa lo bueno que soy, sigo siendo aquel paleto de French Lick”. Las expectativas estaban en todo lo alto, aunque es cierto que muchos pensaron que su actitud chulesca le pasaría factura. No obstante, su impacto fue inmediato ya que consiguió que pasaran de ser un equipo perdedor a uno ganador. Fue rookie del año por delante de Magic y en su segunda temporada llevó a los Celtics, junto con los recién fichados Parish y McHale, a ganar el anillo. El pájaro comenzaba a escribir su leyenda, y entre los aficionados verdes ya era un auténtico ídolo.
1446_0.jpg
Sin embargo, la mejor versión del “pájaro” aún se encontraba en gestación. Su mejor temporada fue la de 1986-1987. Ese año dio a luz uno de los finales de partido más impresionantes jamás vistos frente a los extintos Washington Bullets, cuando los Celtics perdían de tres a falta de seis segundos. Bird recibió el balón y anotó un gran triple para empatar el encuentro, pero no sirvió para nada. La jugada estaba invalidada porque su entrenador había pedido previamente un tiempo muerto. No importó. Volvió a recibir y volvió a anotar un triple imposible. Al final de esa prórroga, Bird tenía dos tiros libres para volver a empatar el encuentro. Los consiguió y ya en la segunda prórroga, a falta de tres segundos, anotó otra canasta inverosímil para ganar el partido, demostrando al mundo que para él no existía el tiro imposible.
Los halagos no paraban de llegar. Se le denominó el “asesino silencioso” ya que te mataba sin hacer ruido, como ocurrió en un encuentro de nuevo frente a los Bullets, llegando a realizar un triple doble al descanso. El entrenador rival afirmó: “Él está jugando en otra liga, una liga en la que la mayoría de los jugadores no jugarán nunca”.
Una de sus mejores armas era una muñeca infalible. En 1986 fue invitado al concurso de triples. Ganó ese año y el siguiente, aunque el más famoso fue el de 1988. Antes de comenzar, un desafiante Bird entró al vestuario donde se preparaban el resto de concursantes y les preguntó: “¿Quién de vosotros va a quedar segundo?” Ya en el concurso, su último tiro decidía si ganaba él o Dale Ellis. Soltó el balón y sin mirar si entraba o no, se dirigió hacia el centro del campo con el dedo levantado en señal de victoria. Por supuesto entró.
578_0.jpg
Su retirada fue un momento emotivo, en el que su gran rival en la pista, pero amigo fuera de ella, Magic Johnson, le acompañó el día de su despedida, en el que a los dos se les saltaban las lágrimas. Bill Rusell, jugador de la época dorada de los Celtics en los 60, y poseedor de once anillos, declaró que se sentía orgulloso de ser un Celtic por jugadores como él.
Genio y figura, antes de marcharse el pájaro dejó una frase para el recuerdo: “Llegué siendo un paleto y me marcho siendo una leyenda”. Era cierto, aquel chico de un pueblo pobre de 1.000 habitantes se había convertido en uno de los grandes de la canasta.
CONSULTA LA SERIE COMPLETA:
El antes y después de una leyenda: Arvydas Sabonis
El antes y después de una leyenda: Tyrone Bogues
El antes y después de una leyenda: Dennis Rodman