La primera lista de Chus Mateo ha abierto la puerta a perfiles distintos, algunos consolidados en la Liga Endesa y otros en pleno despegue competitivo. Entre los 14 convocados y los dos invitados, cuatro nombres llegan sin experiencia previa con la absoluta. Cada uno aporta una lectura particular de por qué Mateo quiere ampliar el abanico de la Selección.
Lluís Costa: El base maduro que llega en su mejor momento
Lluís Costa encarna uno de esos casos que el baloncesto español genera cada cierto tiempo: un jugador que, sin hacer ruido, sin grandes focos, ha ido escalando peldaños hasta convertirse en un director de juego plenamente fiable. Tras varios palos en forma de no confianza en la antigua LEB y algunas historias extrañas lejos de casa, su llegada a Granada resaltó su regularidad y la inteligencia táctica, convirtiéndolo en una figura clave en el Coviran Granada. Para Chus Mateo, su presencia supone introducir una pieza de control y oficio, un base capaz de ordenar, acelerar o congelar el partido según convenga.
Su debut llega en el mejor momento de su carrera. Líder en Granada otra vez tras aprender de Marcelinho Huertas en los últimos años. A pesar de jugar poco en Canarias, Costa aporta liderazgo natural, madurez competitiva y disciplina defensiva, atributos muy valiosos en partidos de ventana donde la cohesión se construye a contrarreloj. Mateo lo selecciona porque entiende que el equipo necesita manos seguras y decisiones correctas en un contexto donde no están los jugadores Euroliga. Es una llamada que premia su carrera… pero también una oportunidad para demostrar que puede ser más que un recurso puntual.
Great Osobor: El interior moderno que puede cambiar la rotación española
Great Osobor es, posiblemente, la incorporación más intrigante de toda la lista. Su impacto físico, su movilidad y su margen de desarrollo lo sitúan como un proyecto de interior moderno, capaz de defender en espacios amplios, finalizar cerca del aro y castigar desde el dinamismo. Formado parcialmente en el ecosistema del baloncesto español, Osobor aterriza en la Selección con el aura de incógnita ilusionante, la de un jugador que puede aportar algo que España no siempre ha tenido: potencia pura y versatilidad atlética en la posición de 5.
La decisión de Mateo de convocarlo como debutante no es casual. Osobor está creciendo a un ritmo notable en Alemania tras dejar huella en el baloncesto americano universitario y presenta características que encajan perfectamente en la tendencia actual del baloncesto FIBA: interiores móviles, agresivos y con capacidad de influir en ambos lados de la pista sin necesidad de ser referencia ofensiva. Esta ventana puede ser su puerta de entrada a un ciclo largo, donde su evolución podría convertirlo en una pieza de alto valor para el futuro de la Selección.
Miguel Allen: El invitado explosivo con potencial para romper la rotación
Miguel Allen llega a la concentración como invitado, pero su perfil físico y su estilo de juego lo convierten en uno de los jóvenes más atractivos del grupo. Vertical, explosivo, intuitivo para atacar el aro y con una energía defensiva que contagia, Allen representa al tipo de exterior físico que cada vez se ve más en el baloncesto europeo de élite. Su creciente peso en el Joventut Badalona, siempre un referente en cuanto a cantera, está mostrando flashes de jugador que puede marcar diferencias desde la actividad y la agresividad.
Aunque no tenga un rol asegurado en los partidos, su convocatoria refleja claramente la intención del seleccionador: abrir la puerta a jugadores con un componente físico diferencial. Allen no llega para competir desde la técnica o la experiencia, sino desde el impacto inmediato. Si logra estabilizar su tiro exterior y pulir la lectura ofensiva, su techo es muy alto. Esta primera llamada, incluso como invitado, puede ser el punto de partida de un camino largo hacia la absoluta.
Miguel González: El especialista exterior que busca consolidarse
Miguel González es uno de esos talentos que parecía destinado desde muy joven a ser habitual en las categorías nacionales, pero cuya trayectoria ha tenido curvas y frenazos. Se presentó al draft de la NBA. Su presente, sin embargo, es sólido: en Zaragoza está firmando su mejor versión, mostrando madurez, fiabilidad defensiva y, sobre todo, un tiro exterior que vuelve a tener consistencia. González aporta tamaño, físico de alero moderno y un entendimiento del juego que lo hace valioso en sistemas colectivos.
Como invitado, su misión en la concentración es doble: competir y convencer. España lleva tiempo necesitando aleros con amenaza exterior estable, y González puede encajar exactamente ahí. No necesita muchos toques para ser útil, algo que en ventanas FIBA resulta crucial. Si su tiro acompaña y logra dejar huella en los entrenamientos, Mateo podría considerarlo para nuevas listas. Este debut, aunque llegue desde la zona “invitado”, tiene potencial para relanzar su relación con la Selección.