La presentación de Chus Mateo como nuevo seleccionador español no solo abrió una nueva etapa en los banquillos, también puso sobre la mesa un asunto ineludible: el relevo generacional. El técnico madrileño se mostró entusiasmado con el talento emergente, aunque advirtió que no se trata de romper con lo que ya existe, sino de sumar y construir sobre un legado reciente que todavía tiene vigencia.

Transición desde el respeto al legado y paciencia con los que vienen detrás

En su primer discurso como seleccionador, Mateo ha dejado claro que quiere seguir contando con quienes han llevado a España a lo más alto en los últimos quince años. Jugadores como los Hernangómez siguen siendo considerados piezas esenciales en sus planes inmediatos. “No quiero desmembrar lo que tenemos”, subrayó, marcando una línea clara: no habrá un corte brusco, sino una transición medida.

Al mismo tiempo, el técnico no ocultó su entusiasmo por las caras nuevas. Citó nombres como De Larrea o Sant-Supéry, exponentes de una hornada que “quiere romper barreras”. La Selección, reconoció, necesita aire fresco, pero el relevo no será a golpe de bisturí, sino a fuego lento, con la intención de mantener la competitividad sin perder la identidad.

El delicado arte de sostener dos generaciones en un mismo vestuario

El desafío para Chus Mateo es tan evidente como complejo: lograr que convivan la experiencia de los veteranos y la ambición de los jóvenes. No se trata solo de poner minutos sobre la pista, sino de generar una cultura en la que ambos perfiles se sientan imprescindibles. Una mezcla que, bien cocinada, puede dar continuidad a la etapa más gloriosa del baloncesto español.

Chus Mateo sabe que el tiempo juega en su contra. Las ventanas de clasificación llegarán con ausencias notables y con la presión de no fallar para la selección española. Ahí tendrá que comprobar si los nuevos talentos responden en situaciones límite y si los veteranos son capaces de liderarles sin sentirse desplazados. El futuro ya se asoma, y Mateo parece decidido a que no lo haga de golpe, sino con paso firme y discreto.