El Covirán Granada ha comenzado su cuarta temporada en la Liga Endesa con un aire renovado. El estreno de Ramón Díaz en el banquillo rojinegro, en el primer partido de pretemporada, marca el inicio de un cambio de ciclo respecto a la etapa de Pablo Pin, técnico histórico que logró llevar al club desde las categorías FEB hasta la élite. Es muy pronto aún pero las sensaciones apuntan a un cambio de estilo profundo: más intensidad, más presión y más velocidad en ataque.

El estilo bajo Pablo Pin: consolidar y resistir

Durante la era Pin, el Covirán Granada construyó su identidad alrededor de la defensa, el sacrificio, el trabajo físico y la colectividad. La prioridad era clara: consolidarse en la Liga Endesa. El juego se apoyaba en rotaciones cortas y en un perímetro trabajador, con un énfasis particular en el esfuerzo defensivo.

Ese planteamiento tuvo méritos indudables, aseguraron la permanencia en las dos primeras temporadas, pero también dejó al descubierto limitaciones. El equipo sufría en el rebote, los interiores se quedaban cortos frente a rivales de mayor envergadura y, en muchos partidos, la anotación exterior era demasiado intermitente. El desgaste físico de jugadores clave acababa penalizando en los últimos cuartos, donde se escapaban partidos ajustados.

Ramón Díaz y las primeras señales de cambio

El nuevo técnico ha querido marcar diferencias desde el primer día. Tras el debut de pretemporada, Díaz lo dejó claro en las declaraciones post-partido: “Presionando a toda cancha, siendo muy agresivos en situaciones de uno contra uno y bloqueo directo, e intentando jugar transiciones muy rápidas”.

Las primeras impresiones confirman ese plan. Tal y como expresé personalmente en un primer análisis en redes, lo mejor fue la intensidad defensiva, la presión constante al rival que subía el balón y unas transiciones eléctricas con varias alternativas en la finalización. También se vieron aciertos en los cambios de asignación en defensa y un perímetro con más dinamismo.

Pero también hubo sombras: los problemas para cerrar el rebote, desajustes en la defensa zonal y la evidencia de que la ausencia de Matt Thomas aún pesa mucho en ataque. Además, los interiores todavía necesitan un punto más para ser decisivos en pista delantera.

Comparativa de estilos: Pin vs Díaz

El refranero español dice que las comparaciones son odiosas, y que detrás de tí vendrá quien te hará brillar… pero en este punto, y tras trece años de Pablo Pin, a los que pocos “peros” se le pueden poner, es momento de comparar los estilos de ambos técnicos granadinos.

  • Defensa: con Pin, Granada se caracterizaba por la solidez en media cancha y la disciplina táctica; con Díaz, se busca agresividad en toda la pista y anticipación para robar y correr.
  • Ataque: antes, ofensivas más pausadas, con dirección en media pista y con menor volumen de transición; ahora, prioridad absoluta para las transiciones rápidas y la búsqueda de canastas fáciles.
  • Físico: con Pin, el reto era sostener el esfuerzo en partidos cerrados, igualar esfuerzos con equipos mucho más fuertes; con Díaz, la meta está en mantener la intensidad durante los 40 minutos sin que los porcentajes de tiro exterior caigan drásticamente, se ha formado un equipo más alto, más rápido, más fuerte… ¿mejor?

Los desafíos del nuevo Covirán Granada

El cambio de estilo ilusiona, pero no está exento de riesgos. Mantener la presión durante todo el partido puede pasar factura si las rotaciones no son efectivas. El rebote (por ahora) sigue siendo un talón de Aquiles y será clave que incorporaciones como Olumuyiwa, Hankins o Božić eleven el nivel en la pintura. Cierto es que aún no hemos visto cómo encajan Elias Valtonen y Beqa Burjanadze.

La gestión física será otra gran prueba. El desgaste en los exteriores y la exigencia del calendario en la Liga Endesa obligan a un reparto de minutos medido. Además, el acierto en el triple —fundamental para abrir la pista en un juego tan rápido— deberá mantenerse estable, algo que no siempre se logró en la era Pin.