Otra temporada que termina, otro periodo de fichajes estivales y otra vez en la que Valencia Basket se pone manos a la obra a primera hora. El equipo taronja busca consolidar un nuevo proyecto tras una campaña extraña en la que se ha vivido de todo.
La nueva aventura en Euroliga supuso un fracaso al terminar con el equipo eliminado en la fase de grupos, solo con tres victorias en 10 partidos y buscando una vez más en la Eurocup para repetir el proceso. Pero tampoco fue positivo el camino por la segunda competición europea. La famosa derrota ante Ploiesti acabó con la etapa de Velimir Perasovic, que después de dirigir la mejor temporada en la historia del club valenciano salía por la puerta de atrás. La confianza en Carles Duran sirvió para calmar los ánimos y para que Valencia Basket volviera a competir. El equipo taronja terminó cayendo en cuartos de final de la Eurocup ante el todopoderoso Khimki Moscú y se despidió de los playoffs en semifinales ante el Real Madrid. Y tras la eliminación, Chechu Mulero y su equipo se pusieron manos a la obra.
La pintura, el ejemplo del cambio
Si algo le ha pasado factura a Valencia Basket esta ya pasada temporada ha sido la fragilidad en la pintura. El mermado físico de Serhiy Lishchuk, la eterna duda de Pablo Aguilar y la irregularidad de Kresimir Loncar dejaron muy solos a Bojan Dubljevic y a Luke Harangody. Sin ir más lejos, el rebote ha sido en muchas ocasiones el factor diferencial en las derrotas de Valencia Basket. De los 18 partidos que ha perdido entre liga regular y playoffs, Valencia Basket ha sido superado en el rebote en 17 ocasiones. La necesidad de un cinco puro se palpó prácticamente desde la SuperCopa y Valencia Basket no ha dudado en dar un cambio a su rotación interior.
Kresimir Loncar, Pablo Aguilar, Luke Harangody y Serhiy Lishchuk no siguen en la entidad valenciana siendo el caso más inesperado el de Harangody y el más emotivo el de Lishchuk. La salida del norteamericano fue una sorpresa ya que completó una temporada más correcta. En la liga regular, Harangody se fue hasta los 8.5 puntos y 4.8 rebotes por partido siendo el máximo reboteador del equipo. En playoffs, sus números no sufrieron apenas variación (8.3, 4.9). El caso de Lishchuk era un secreto a voces ya que ha estado mermado las últimas campañas por su estado físico. Su buen papel en playoffs no fue suficiente ya que la entidad no quiere volver a tener la duda de las lesiones. Tras seis años en Valencia Basket, el ucraniano es libre de firmar por cualquier equipo.
Pese al gran lavado de cara que ha sufrido Valencia Basket en la pintura tan solo ha llegado un jugador, Luke Sikma. Sikma fue uno de los elegidos por la dirección deportiva para recuperar la versatilidad dejada por Luke Harangody añadiendo mayor orden sobre la cancha y más capacidad para capturar rebotes (6.6 rebotes por partido para Sikma). Completando su crecimiento como jugador, Sikma dejó Iberostar Tenerife para dar un paso más en su carrera firmando por Valencia Basket.
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Con Sikma y Bojan Dubljevic como únicos jugadores interiores, Valencia Basket continúa con su búsqueda de al menos un pívot puro y otro 4 que libere a Vladimir Lucic en sus tareas de doblar posición. El objetivo inicial fue Marko Todorovic, pero su fichaje por Khimki Moscú abre las vías de Maciej Lampe, Augusto Lima y Latavious Williams, además de los añadidos por hoy 'Gigantes' como John Surna y por 'Mundo Deportivo' como Leon Radosevic, jugadores que encajan en el perfil que necesita el renovado equipo de Pedro Martínez.
Fernando San Emeterio para la depresión post Ribas
No solo la zona interior de Valencia Basket ha sufrido cambios. El principal protagonista en la rotación exterior era, ha sido y será Pau Ribas. En su última temporada con contrato no ha habido renovación y, pese a estar inscrito en el derecho de tanteo, Valencia Basket ya no cuenta con él. La etapa de Pau Ribas en Valencia Basket ha llegado a su fin y su futuro está entre Barcelona y Khimki Moscú. Y es que, como el propio Pau Ribas afirmó en ‘L’Esportiu’, su objetivo esjugar la Euroliga y competir contra los clubes más grandes de Europa.
Aunque solo sea oficioso, Valencia Basket no cuenta con Pau Ribas así como tampoco lo hace con Nemanja Nedovic, que tras desvincularse del club valenciano firmó por Unicaja de Málaga. Para paliar las bajas, Valencia Basket firmó a uno de los jugadores más consagrados y a la vez cotizados de la ACB como es Fernando San Emeterio. Tras siete temporadas en Baskonia, San Emeterio aterriza en Valencia en busca de energías y proyectos renovados por dos años. En su presentación como taronja, San Emeterio reconocía que el objetivo del club es volver a jugar la Euroliga sea por la vía que sea.
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Pero Fernando San Emeterio no llena el hueco dejado también por Nemanja Nedovic. Para reforzar el puesto de base y escolta, Valencia Basket dio otro golpe encima de la mesa incorporando a Antoine Diot. Después de dejar a Strasburgo, Diot da el salto a la ACB para vestir de taronja en otra incorporación de nivel para los de la Fuente de San Luis.
Con Vladimir Lucic renovado y con la continuidad de Rafa Martínez, Romain Sato, Guillem Vives y Sam Van Rossom aseguradas (salvo sorpresa), Valencia Basket solo busca un perfil anotador que no se salga del mercado ni de los objetivos más prioritario (véase la pintura). Un perfil que creyó tener en la figura de Dwight Buycks primero y de Nemanja Nedovic después, pero nada más lejos de la realidad.
Experiencia y trabajo asegurados con Pedro Martínez
Al finalizar la temporada, una de las incógnitas de Valencia Basket era la del banquillo. Carles Duran había cumplido con los objetivos impuestos por la cúpula directiva, que no eran otros que llegar lo más lejos posible en la Eurocup y en la ACB, y el propio entrenador ampliaba las dudas cuando afirmaba que tenía contrato con Valencia Basket como segundo entrenador pero que su ambición personal le impedía confirmar su futuro. Al final, Valencia Basket hizo bueno el contrato para devolver a Carles Duran al puesto de segundo entrenador dando vía libre a la búsqueda de un técnico, aunque solo había un objetivo.
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El hombre que quería Valencia Basket era Pedro Martínez, que después de salvar a La Bruixa d’Or Manresa en la última jornada buscaba un proyecto con miras más altas. El contrato, de una sola temporada. El propio Martínez justificó en su presentación el porqué de una sola campaña si el objetivo es consolidar un proyecto: “En un año ya podemos saber si estamos hechos para seguir trabajando”. El renovado proyecto taronja, basado en los cambios y en la calma.
Todavía quedan algunas por encajar en el puzzle valenciano de cara a un nuevo asalto en la Eurocup y a una nueva batalla en ACB. ¿Volverá el mejor Valencia Basket?