Como saben, hace unos días falleció Cándido Antonio Sibilio Hughes, más conocido como Chicho Sibilio. Ha sido un palo, nadie lo esperaba. Cierto que tenía diabetes pero es una enfermedad con la que conviven muchas personas. Pero Chicho siempre fue muy suyo y no sé cómo llevaría el control de su enfermedad ni qué hubiera pasado si le hubiera pasado algo así en una ciudad como Barcelona. Tal vez la historia hubiera sido diferente pero él era feliz allí. Andaba apartado en su pueblito de Bajos de Haina. Con su granja, -a poco más de 6 kilómetros-, en San Gregorio de Nigua. Con su escuela de baloncesto, de béisbol e incluso metido en política. ¿Quién podía esperar algo así? Yo ando jodido pero con Carlos quiero recordarlo, para ustedes, en Solobasket. Voy a pensar que él sigue en su pueblito de la República Dominicana con sus cosas. Aislado de los que no tiene cerca pero totalmente entregado cuando lo tienes delante. Él era así. Pero él era mi hermano. Recuerdo llevarlo en coche para jugar la final del Campeonato del Mundo Escolar, había mucho tráfico, llegamos unos minutos tarde, y tuve que dejar aparcado el coche encima de la acera pero no hubo problema porque ganaron bien, jugaba con el Colegio Alpe de Barcelona. Tenían un equipazo.
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Candido Antonio Sibilio Hughes (Santo Domingo, República Dominicana, 1958), el jugador
Desde el primer momento que lo vimos se notaba que Chicho era un tipo hecho para jugar al baloncesto. Tenía una facilidad que otros teníamos que trabajar horas y horas para conseguir eso. Hablamos de movimientos, hablamos de tiro… tenía una facilidad para saber donde estaba el aro que era letal y eso es difícil aprenderlo. Si lo llevas dentro, tienes mucho ganado y Chicho lo llevaba. Tenía una sensibilidad en sus manos que le hacían un fuera de serie. Tiraba de tres cuando no existía la línea de tres, te mataba desde cualquier distancia. Era muy ágil, era como un gato. Lo hacía todo tan fácil, tan natural que por eso consiguió el nivel que tuvo. Luego, saltaba mucho. Después de los entrenos, hacíamos competiciones de salto, marcábamos con tiza el tablero para ver quién llegaba más alto. Era un buen saltarín. Él no necesitaba un bloqueo para tirar o jugadas especiales para buscarse un tiro y hacer canasta. Era muy creativo. Era de estos jugadores tan ofensivos que eran un poco anárquicos. Entrenaba muy bien. En defensa, como todo jugador ofensivo, podía haber hecho un poquito más. Era más bien vaguete en ese apartado pero cuando se ponía lo hacía muy bien. En un principio, claro, los dos veníamos de un basket muy diferente y recuerdo que Ranko nos decía “ustedes juegan como Casa Pradera”, haciendo alusión a aquella serie de aquel matrimonio que vivía en la pradera, todo muy dulce, y eso lo decía para picarnos y sacar algo más, cosa que en mí no era difícil que si algo tenía era raza, peleón sí lo era.
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Ya comenté hace mucho tiempo que el estilo de Kevin Durant me recordaba mucho a Chicho. Esa forma de moverse, esa elegancia. Tiene algo de él a pesar de ser un jugador de los 70, 80... Para nuestro tiempo lo que hacía Chicho era diferente, fue el primer alero alto en España. Cambió un poquito la visión del baloncesto de aquí. Ya lo dicen ex compañeros o los que jugaron contra él, reconocen que marcó una posición diferente en nuestro baloncesto.
En el Barcelona, durante años, Chicho se complementa a la perfección con otro alero muy bueno, Juan Antonio San Epifanio, y Epi con Chicho. Entre ellos nunca hubo ningún problema, tenían claro lo que asumían los dos, qué papel tenían y luego, tenían a un base como Nacho Solozábal que los encontraba a cada uno en el momento justo. Nacho sabía distribuir muy bien ese tipo de juego y luego cada uno buscaba el sitio para hacer más daño al equipo contrario. No hubo ningún tipo de celos ni conflicto, sabían que por sus manos pasaba un porcentaje muy alto de los puntos del equipo. Sabían que uno cubría al otro. Si en un momento uno no estaba bien el otro intentaba aportar lo que faltaba y viceversa. Tanto en el Barcelona como en la selección. Además de lo dicho, tenían a un base inteligente como Nacho que les surtía de balones. Ambos eran muy respetuosos, los dos eran más bien reservados. Epi era una persona seria y Chicho también aunque algo más alocado pero parecidos. Eran buenos profesionales y tenían una relación muy buena. No recuerdo, sinceramente, el más mínimo roce. Eran los mejores aleros de esa época, no hay nadie que lo dude, diferentes pero los mejores. Epi era un trabajador nato y se hizo a base de trabajar y trabajar. Chicho era de talento innato.
En general, el grupo que teníamos en el Barcelona estaba muy unido. Cada uno sabía qué podía aportar. Nuestra relación fue muy buena y eso es muy bueno para un equipo. Nunca hubo malos rollos entre nosotros a pesar de que en algún momento hubo rumores que decían que no nos llevábamos bien. Era totalmente mentira. La relación era excelente con Epi, Chicho, Ansa, Manolo Flores, incluso Miguelito López Abril en la primera época, yo… incluso los jugadores más jóvenes que vinieron luego pueden dar fe: Ferran Martínez, Julián Ortiz, Xavi Crespo… con los entrenadores pudo ser diferente. Pudimos tener rachas mejores o peores pero el grupo se mantuvo unido. Como decía Chicho, teníamos más trato que con nuestros padres e, incluso, que con nuestras parejas. Eran muchas horas.
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No me cabe ninguna duda que el mejor momento deportivo suyo, también para mí, fue cuando ganamos la Recopa de Europa contra el Zalgiris de Sabonis, Kurtinaitis, Chomičius... en 1985, en Grenoble. Después de haber venido de unas frustraciones, en el 83 también nos quedamos en cuartos en la misma competición. También como acabó, la última canasta final con aquel mate que pude hacer. Chicho de rodillas en el suelo, la gente saltando al campo y un seguidor que lo abrazaba por la espalda, la bandera catalana que se veía allí. Fue nuestro primer título Europeo con el Barcelona. Fueron recuerdos que quedaron muy grabados al margen de que hubo Ligas y Copas importantes pero ese momento, después de haber fracasado en tres o cuatro tentativas de ganar una competición europea, aquello fue para él algo increíble. Por eso se quedó allí rezando dando gracias la cielo, además hizo un gran partido, 29 puntos. Le habían dejado jugar como él sabía. La vuelta a la ciudad, cómo estaban las calles, el ir a la Generalitat, al Ayuntamiento... todo eso fueron los recuerdos más bonitos que los dos tenemos juntos en el Barcelona.
La fase final de la Copa de Europa del 89, que fue detonante de su salida, con la Jugoplastika como campeona y nosotros cayendo en semis, Chicho hizo unas declaraciones, no sé si en caliente, que no sentaron bien, especialmente a Aíto. Yo creo que Chicho ya lo tenía decidido. Creo que él no encajó la forma de jugar nueva con muchas rotaciones que trajo Aíto. Él estaba acostumbrado a jugar muchos minutos. Sin embargo, a pesar de que a nivel personal no estaba de acuerdo con la forma de ser de Aíto él siempre lo ha respetado y ha dicho que es el mejor entrenador que ha tenido. Son relaciones que no dejan de ser entre dos profesionales, es normal.
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Chicho jugó muy bien. Tras retirarse en el 93 volvió a su República Dominicana e incluso llegó a entrenar algún equipo de la Liga. Ya eran historia sus logros con el Barcelona, para la gran mayoría desapareció: 5 ligas, 8 Copas, 2 Recopas y una Korac. Más de 18 puntos de media y un 45% en triples. El tema sería saber por qué no se le retiró su camiseta en ese momento, supongo que interfirió gente que estaba entonces. Quizás estaba Salvador Alemany como jefe de la sección… pero no sé quién puede haber influido para que en ese momento no se contara con retirar su camiseta. Y más adelante, al pasar el tiempo, como suele suceder en muchos clubes, se olvidan de que el basket existió antes de la Liga ACB. Supongo que se enfría todo y no se tiene esa sensibilidad para valorar lo que ha sido un determinado jugador para el club.
Chicho, personal
Como decía, recién llegado a Barcelona en el 76, lo meterían ahí conmigo a vivir con la familia Rodríguez. Y empezó nuestro periodo conocimiento, aunque en seguida hubo feeling. Yo soy una persona que enseguida me gusta integrarme rápido y siempre di el primer paso y parece que empecé a caerle bien, y mira que en esos momentos Chicho era una persona muy desconfiada. Muy difícil de adaptar al cambio de vida. Extrañaba mucho a su familia y a su país, la República Dominicana. Finalmente Chicho sólo se fiaba de mí. A la hora de vestir, de comer o hacer algo, él siempre confiaba en que yo lo llevaría por buen camino. Y hablando de comida, él era muy supersticioso, si estabas con él en la mesa y te pedía la sal no te la cogía de la mano. Tenías que dejarla en la mesa y él cogerla porque si se la dabas directamente se cogía unos rebotes que no veas.
Siempre lo comparaba todo con su país. Yo siempre le decía “olvídate, mientras estés aquí piensa que la comida es diferente, la forma y ritmo de vida”. Me decía “La ciudad es muy grande” o me salía con “aquí no hay mangos” hablamos de los 70, amigos. Y eso que en la época que hablamos España estaba saliendo del huevo. Luego estaba cuando oía o veía escrito en la prensa que se referían a él como “el morenito” él no lo soportaba y decía “morenito no, yo soy negro”.
Siempre recibía mensajes de su mamá: “por favor, cuídalo, es muy joven. Cuídame a Chicho”. Tenía 17 años. Finalmente acabé conociéndola porque acabamos viviendo solos y su madre le visitaba. Era muy cariñosa. También conocí a su hermana que se dedicaba a la medicina y a su hermano, también viajé a la República Dominicana, que estaba muy cercano a él y falleció. Fue un palo bastante duro. Eran una familia humilde, Chicho les fue ayudando, le compró una casa a su mamá y luego el montó una finca donde tenía animales. Montó una carnicería donde tenía a su hermano trabajando, también su madre ayudaba. Esto fue hace años, después lo dejaron, sobre todo cuando falleció su hermano.
Recién casado Chicho, su mamá me decía: “Juanito, vete a vivir con ellos. Él te necesita” yo le contestaba “¡pero yo no puedo hacer eso, se acaban de casar, ya es mayor!” así un poquito en broma.
Así acabamos siendo inseparables, hermanos. Fueron 12 años en un club tan grande, en todos los sentidos, como es el Barcelona. No sólo nos formamos como jugadores, también como personas. Tened en cuenta que yo fui padrino de su primera y segunda esposa suya y él de mi primera. Fue una relación muy intensa, nunca tuvimos un bajón porque él respetaba como yo era y yo como era él. Como respeté, sin duda, que no quisiera participar en las Olimpiadas de Los Angeles 84. Cada verano se iba a su país a jugar la Liga. Pagaban un buen dinerito y él, como que necesitaba desconectar e irse allí. A nosotros nos fue bien, de todas maneras, ganando la Plata. Pero es que ni nos lo esperábamos nosotros. Íbamos ganando, ganando y nos decíamos “ojo, a ver”. El puesto de Chicho lo ocupó en un principio Jordi Villacampa que estuvo con nosotros durante toda la preparación pero Antonio Díaz Miguel, entonces seleccionador, hizo algo que no entendió nadie, descartó a Villacampa y fue a buscar a José Manuel Beirán que estaba de vacaciones, si no recuerdo mal. En lo que se refiere al dinero, cada vez que veo la medalla de plata me recuerda que nos pagaron una porquería. Por ahí Chicho sí salió ganando.
La jugada que más me impactó
Una jugada en particular no recuerdo pero sí con la facilidad con la que Chicho armaba el brazo. Eso es lo que te llamaba desde el principio. Su cuerpo era una fina línea recta, los pies bien colocados, su mano ahí para un tiro letal que tenía. Esa plasticidad y elegancia que armaba el tiro.
La anédota...
Abajo si queréis escucharme contando una divertidaa anécdota con Chicho Sibilio:
Dijeron de él...
Nacho Solozábal en Informe Robinson: “uno de esos jugadores que tienen una capacidad innata para jugar a este deporte. Yo creo que, casi sin entrenar, lo que él hacía lo hacía bien”.
Aíto García Reneses, en Solobasket.com en 2005: "Sibilio tenía, como jugador, unas cualidades impresionantes para el juego de ataque y para el rebote. Defensivamente estaba más retrasado y no tenía buenos movimientos laterales pero, sin embargo, cuando empezó a trabajar más en serio en este área leía muy bien las posiciones de nuestro equipo y del contrario y pudo llegar a liderar al equipo en la cancha en este aspecto. Ha sido uno de los mejores tiradores que he tenido en toda mi vida de entrenador. Le deseo todo el éxito en esta nueva etapa".
Juanma Iturriaga en Informe Robinson: “El jugador con mayor talento puro para este deporte, desde luego, era Chicho Sibilio. Parecía que no le costaba nada. [...] Lo tenía todo para haber sido más asesino de lo que fue”.
Toni Bové, en Informe Robinson, preparador físico del Barça durante más de tres décadas: “por sistema el entraba 3 minutos antes de cada entrenamiento. Él a principio de temporada miraba qué tipo de zapatillas utilizaban todos los jugadores, entonces, la marca que él quería era la que nadie tenía”.
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-1986-87: Líder en triples convertidos en ACB. 88 triples / 174 intentos.
-1987-88: Líder en triples convertidos en ACB. 73 triples / 165 intentos.
-15-10-92: Marca histórica de 650 triples en ACB. Primer jugador en conseguirlo.
-04-04-93: Marca histórica de 6.000 puntos.
En la Liga Nacional, competición previa a la ACB que muchos medios tenemos el error, en ocasiones de olvidar: en la Liga de la 1977-78 fue uno de los máximos anotadores con 24.6 puntos de media. En la 1980-81, 23.9 puntos. En la 1981-82, 26.4 puntos y, finalmente, en la 1982-83 acabó con 25.9 tantos.
En la final de la Copa del 77, con 18 años, le anotaba 25 puntos en la Final al Real Madrid. Los blancos se impondrían claramente (pero que gran lección para el dominicano jugar contra un maestro, Wayne Brabender, que se fue hasta los 33. En la del 78, Chicho se vengaría arrebantándole el título al Real Madrid y enchufando 28 puntos. En la atípica del 79, -se enfrentaron al filial del Real Madrid, el CB Tempus que eliminó a los blancos en semis-, sumaron otra Copa con un Sibilio estelar llegando hasta los 38. En la del 80, el Barça había tumbado a los blancos en cuartos y el camino ya fue llano para lograr el título por tercer año consecutivo con Chicho siendo máximo anotador blaugrana en la final ante el Manresa con 24 tantos. En el 81, por fin un nuevo derbi en la final, el Barça le tiene la medida tomada a la competición y nuestro protagonista alcanza los 21 puntos. En el 82 repetimos, triunfo para los de Chico y él vuelve a conseguir unos números de marciano, 32. Y en la última Copa preACB, el panorama no cambia, el Barça supera a los blancos en semis y en la final consiguen la 6 seguida ante el Inmobanco con 19 de Chicho, extrañamente, le supera su entrañable amigo y narrador de este artículo, Juan que se fue hasta los 21”.