El Covirán Granada ha iniciado la temporada 2025-2026 de la Liga Endesa con una propuesta de baloncesto tan ambiciosa como reconocible. Con Ramón Díaz al mando, el equipo nazarí busca reinventarse sin perder su esencia: intensidad, energía y una identidad ofensiva moderna basada en el ritmo y la agresividad. Pero más allá de las etiquetas, el nuevo proyecto rojinegro apunta a algo más profundo: construir un equipo versátil, capaz de jugar a distintas velocidades según lo exija el partido. En su estreno ante Joventut de Badalona, Granada mostró que su plan no se limita al vértigo ni al triple, sino que incluye un equilibrio táctico que le permite sobrevivir cuando el acierto exterior se apaga. Un Covirán que puede correr, pero también pensar.

Estilo Covirán Granada: muchas posesiones, juego rápido y triple como eje

Desde su presentación como nuevo entrenador del Covirán Granada, Ramón Díaz no ha escondido su propuesta táctica para esta temporada 2025-2026 en la Liga Endesa. Un equipo eléctrico, de posesiones cortas, defensas agresivas y una transición ofensiva vertiginosa. La influencia del baloncesto norteamericano —G-League, NBA, NCAA— es evidente: se priorizan los tiros eficientes, especialmente los triples abiertos desde las esquinas y las finalizaciones rápidas tras robo o rebote.

Durante la pretemporada y en sus declaraciones en la entrevista que le hicimos en SoloBasket, Díaz ha insistido en que quiere un equipo que “juegue a ritmo altísimo”, que “termine posesiones en 8 o 10 segundos”, y que “defienda para correr”. El objetivo: anotar más que el rival, incluso a costa de encajar mucho, con marcadores tipo 90-80 como referencia.

Liga Endesa Jornada 1: cuando el triple no entra, hay que buscar otra vía

En el debut de la temporada, frente al Joventut de Badalona, esa idea original de baloncesto vertical se topó con una realidad: los tiradores no estuvieron finos. El Covirán Granada acabó con un 4/18 en triples (22.2%), muy lejos de los porcentajes ideales para un equipo que aspira a vivir del perímetro. Jugadores clave como Matt Thomas (1/4 T3) y Jovan Kljajić (2/4, pero solo 1/5 en T2) no lograron imponer el ritmo ni la amenaza exterior esperada.

Ante esa situación, y lejos de empecinarse, el equipo supo adaptarse. El juego pasó por la pintura, por las manos de los interiores, y por posesiones más largas y trabajadas. Fue ahí donde emergió la figura de Luka Božić, con 22 puntos, 8 rebotes y 10/14 en tiros libres, como el gran generador ofensivo del día. También se vio una mejor lectura del juego desde la dirección, con aportes sólidos de jugadores como Micah Speight y Jonathan Rousselle, quienes no forzaron desde fuera, sino que buscaron el aro.

El factor Božić y el peso de los interiores

Cuando no entra el triple, hay que pisar pintura. Y ese fue el verdadero ajuste que permitió a Covirán competir en el partido. El rendimiento de Božić fue clave no solo por su anotación, sino por su lectura del juego: supo generar desde el poste, forzar faltas (10 tiros libres intentados) y atraer defensas.

También Zach Hankins aportó desde el rebote (10 capturas) y ofreció segundas oportunidades, aunque su impacto ofensivo fue limitado. Olumuyiwa Babatunde, en minutos más reducidos, fue eficaz (2/2 en tiros de campo) y mostró que puede ser una alternativa válida cuando se necesita verticalidad cerca del aro. Este uso de los interiores con mayor protagonismo no contradice la filosofía del entrenador, sino que la complementa. Y ahí es donde entra el famoso “Plan B”, cimentado en la nueva planificación deportiva de la plantilla.

Covirán Granada también sabe jugar largo

Uno de los grandes interrogantes sobre el proyecto de Ramón Díaz era si su idea ofensiva sería demasiado rígida o vulnerable ante defensas cerradas. El partido contra la Penya sugiere todo lo contrario: Covirán no es un equipo unidimensional. Cuando el perímetro se cierra, cuando no hay acierto, puede atacar en media pista, trabajar posesiones más lentas y explotar otras ventajas.

Ese cambio de ritmo no parece improvisado. En la pretemporada ya se había detectado una evolución táctica que iba más allá del vértigo inicial. En la entrevista exclusiva con SoloBasket, el propio Díaz lo explicó: “En las semanas 3 y 4 de pretemporada paramos mucho el juego para aprender a jugar en estático. Queremos saber cuándo correr, cuándo parar, cuándo seguir abusando del triple… y cuándo no”. Esa frase resume la idea: tener identidad, pero también recursos.

Flexibilidad táctica, el verdadero valor añadido

En una Liga Endesa cada vez más exigente, donde las defensas se adaptan y los scouting son cada vez más precisos, tener un solo plan es tener medio plan. La buena noticia para Covirán Granada es que su nuevo entrenador lo sabe. Y lo está ejecutando.

El equipo aún tiene mucho margen de mejora: problemas en el rebote defensivo, un rendimiento desigual en los tiros libres (61.3%), y un balance +/- muy negativo en la mayoría de los jugadores. Pero si algo quedó claro tras el debut es que no están encorsetados por un sistema único.

Ramón Díaz ha construido una base táctica ambiciosa, moderna y dinámica. Pero también está preparando a su equipo para adaptarse sobre la marcha, leer el partido, y atacar donde duele. En otras palabras: Covirán Granada sí tiene un Plan B. Y parece que sabe cuándo usarlo.