Ya me lo anticipó Jesús Gil en el Club Financiero Inmobiliario: "Voy a traer a dos grandes americanos, dos estrellas que marquen la diferencia".

Los americanos elegidos para jugar en el Atlético de Madrid Villalva de la temporada 90-91 presidido por Gil fueron Shelton Jones y nuestro protagonista: Walter Berry (Harlem, New York, 14/05/1964). Ambos vinieron de la mano de Clifford Luyk y recomendados por Lou Carneseca, su entrenador universitario en St. John's y amigo personal de Clifford. Yo iba a ser, supuestamente, el base titular y quién le suministrara muchísimos balones.
El día que una limusina les recogió en Barajas para llevarles a su presentación en el Vicente Calderón, Walter lo dejó claro: "Puedo hacer de éste un equipo ganador. El público puede estar contento con mi juego porque voy a aportar habilidad, puntos, rebotes y tapones".

La mejor forma para definirle es seguir sus propias palabras:

1. HABILIDAD: Es increíble que una persona que juega con una sola mano, es zurdo y sólo zurdo, tenga tanta habilidad para el bote. Era prácticamente imposible quitarle la pelota, botaba el balón alejado de su cuerpo y mediante fintas y reversos era capaz de driblar a cualquier jugador, base alero o pívot.
En ataque solía tener la ventaja de que sus defensores eran más altos y menos ágiles que él con lo que les encaraba y sobrepasaba; si eran más pequeños utilizaba el poste bajo y mediante reversos sacaba ventaja.

2. PUNTOS: Esta era su verdadera señal de identidad aquella temporada sería el máximo anotador de la liga ACB promediando 33 puntos por partido con un 56% en canastas de 2. Siempre pedía el balón con intención de generar peligro. Su mejor producción la obtenía en el poste bajo aunque Walter era capaz de coger el rebote en defensa y correr en contraataque, incluso de quedarse de 'palomero'…. Era un tirador fiable de tiros libres ¡En los entrenamientos le gustaba que se oyese el ruido de sus uñas cuando salía el balón de sus manos! Su mecánica de tiro era original, sacando el balón desde muy atrás.
Muchas de sus jugadas tenían una plasticidad grande, era capaz de aguantar en el aire un punto más que sus defensores y terminaba sacando el balón por encima de éstos. Eso era posible gracias a su elasticidad y su envergadura de brazos.

3. REBOTES Y TAPONES: Su cuerpo, agilidad y astucia hacían de él un gran reboteador tanto en ataque como en defensa. Era capaz de quitarle rebotes a jugadores mucha más altos y poderosos. Otra de las facetas dónde Walter asombraba era en su capacidad de taponar; tenía una gran capacidad de salto lo que le permitía poner unos tapones espectaculares y eso le gustaba. Acabaría con 11.7 rebotes y 2.4 tapones de media.

El punto débil de walter y la temporada

Claro, esto no significa que fuera un buen defensor, bueno ni defensor, esa parte del espectáculo quedaba para nosotros pero sí que es verdad que sus 205 cms los empleaba de forma astuta en el apartado de la defensa dónde muchas veces se enfrentaba a pivots mucho más pesados que él.

Walter Berry era un gran jugador de baloncesto aunque un poco individualista. Sus dos pasiones eran su forma de entender el baloncesto y su BMW.
 

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Cambios, durante la temporada

El equipo sufrió la destitución de Cliford por Tim Shea y de Shelton Jones por Howard Wright. Desde ahí y quedando Walter como único gallo en el corral es dónde él dio su mejor rendimiento dentro del equipo. Culminó con un gran play off contra el campeón de ese año, el Joventut en el que jugaban los Jofresa, Villacampa, Corny Thompson, etc, y dónde se les plantó cara; al final el equipo se clasificó para la competición europea lo que supuso un hito en la historia del baloncesto de Villalba.

Ese fue un año extraño en el que Villalba cambió su filosofía respecto a su temporada anterior; pasamos de muy buenos jugadores americanos de equipo: Tod Murphy, Lance Berwald y el desaparecido Mike Schlegel que hicieron crecer temporada tras temporada al club, a la contratación de una estrella, Walter Berry, un nº14 del Draft (el maldito, el del 86) y que promediera 14.1 puntos y 4.7 rebotes en tan sólo 23.7 minutos de media en sus tres temporadas NBA (86-89 jugando para Portland, donde coincidió con Fernando Martín, San Antonio, firmando su mejores partidos con más de 17 tantos de media, New Jersey y Houston) hizo que el club tuviera un salto de calidad logrando la clasificación para la competición europea.

El año siguiente coincidimos en un partido, él con el Aris de Salónica y yo con el Estudiantes. Fue un reencuentro agradable…

 

Primer derbi Atlético Madrid Villalba-Real Madrid con récord de Walter Berry: ¡52 puntos!

Era el primer derbi en baloncesto y serviría para escribir un libro de anécdotas. No creo que Walter haya vivido en su vida un partido en el que el presidente entrase en la charla pre-partido con sus guardaespaldas, se fuera al servicio y al volver sólo dijese: "hacer lo que queráis pero ganar a estos cabrones". Había una gran tensión.

También recuerdo saltar a la cancha a calentar y haber un grupo de brasileñas bailando o ver al presidente dando la vuelta al ruedo y saludando cuál torero. Quitando anécdotas, jamás vi a Walter con la cara que tenía ese día, la concentración, el rictus de uno nacido en Harlem. Fue un partido épico en el metió 52 PUNTOS (24 canastas en 38 lanzamientos, 4 de 6 en tiros libres, 15 rebotes, 2 recuperaciones, 2 tapones y 7 faltas provocadas, para una valoración final de 56 puntos) y que perdimos tras una prórroga por 99 a 107. Todavía Carl Herrera y mi gran amigo Pep Cargol están pensando en cómo defender a Walter ¡Qué manera de jugar, de taponar, de rebotear! y sobre todo de meter puntos… creo que incluso debió defender, aunque de eso no me acuerdo bien.
Otros jugadores han metido esos puntos y más pero la diferencia es que Walter no tiró ni una vez de tres puntos.
 

otro de harlem que es una leyenda de playground, por GONZALO VáZQUEz

Walter ‘The Truth’ BERRY. New York

Walter Berry won New York City and state titles at Franklin High School, a national AAU crown with Riverside Church and a JuCo championship at San Jacinto JC. St. John’s went 62-9 in his two seasons. That’s success –and it was no different on the playgrounds”. Esta elocuente reseña de Alan Paul en SLAM define a la perfección los lujosos años de juventud de un jugador único que también fue nombrado en 1986 Player of the Year al promediar en St. John’s más de 23 puntos y más de 11 rebotes con un sensacional 60 por ciento de acierto. Era tal su estrella entonces que Ron Rutledge, asistente de Lou Carnesseca en St. John’s, señaló que buena parte de los jugadores de la ciudad querían jugar junto a él porque “sabían que a su lado ganarían seguro. Podía anotar, rebotear y taponar. No temía a nadie. Era un tipo que no parecía gran cosa, pero a la hora de jugar… Walter was there. The bigger the game, the better he played”. Después de cuatro equipos en tres años como profesional NBA (1986-89) dilató una larga carrera en Europa. En todo ese tiempo nunca dejó de ser, para muchos, una irritante incógnita: su calidad y talento quedaban fuera de toda duda pero su aparente indolencia y autismo natural (es difícil creer que alguien no vea las marchas en un Mercedes europeo y queme el motor en un trayecto inferior a 40 km exclusivamente con la primera) lo hacían errar por la pista como ignorante de toda premisa colectiva, de toda mentalidad de equipo. Toda jugada terminaba en cuanto Berry recibía el balón. Tan difícil era verlo pasar como sudar. “His unorthodox shot was downright ugly”. Más que feo, que decía Alan Paul, su tiro era muy singular: uno de los rarísimos casos de disidencia técnica en la común mecánica de lanzamiento zurdo (contra el habitual ‘frontal de impulso’, Berry utilizaba el ‘arrastre’ nacido tras su hombro izquierdo). “And the streets never forgot him”. Y es cierto. Nunca brilló tanto como en sus primeros años de calle, cuando era un jugador estadísticamente total. Y curiosamente sin despeinarse, como siempre (Fuente: acb.com).

TODOS LOS ARTÍCULOS DE LA SERIE:

¿Por qué era tan bueno Nate Davis? Por Anicet Lavodrama

¿Por qué era tan bueno Mahmoud Abdul Rauf (Chris Jackson)? Por Mike Hansen

¿Por qué era tan bueno Clarence Kea? Por Felipe Coello

¿Por qué era tan bueno Brian Jackson? Por Iván Pardo

¿Por qué era tan bueno Mike Schlegel? Por Anicet Lavodrama

¿Por qué era tan bueno Granger Hall? Por Iván Pardo

¿Por qué era tan bueno Audie Norris? Por José Luis Galilea

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Zeljko Pavlicevic, cuéntame ¿Por qué era tan bueno Toni Kukoc?

Juan Méndez, cuéntame ¿Por qué era tan bueno Carmelo Cabrera?

Zeljko Pavlicevic, cuéntame ¿Por qué era tan bueno Drazen Petrovic?

¿Por qué era tan bueno Nacho Suárez? Un guiño al jugador total