CLARENCE KEA O DIGA REBOTE
Ya han pasado unos cuantos años desde que tuve la oportunidad de entrenar a Clarence Kea en Murcia, y digo la oportunidad porque seguramente en más de 30 años como entrenador profesional nunca entrené a nadie como él.
A Clarence lo fichamos aquel verano del 91 después de haberlas pasado canutas en el final de nuestro primer año en ACB tras haber cambiado a Tom Gneiting por Mark McNamara (aquel tipo al George Lucas no quiso ni para hacer de temporero interpretando algunas pequeñas secuencias como Chewaka en la película de Star Wars). Clifford Luyk era el entrenador elegido para esa temporada y él se empeñó en fichar por encima de todas las cosas a un seguro en el rebote, él incluso dio el nombre y ayudó en la negociación de su contrato.

En la jornada 16 el club me colocó como entrenador después de haber relevado a Clifford que solo había dirigido 6 partidos y al onubense Fernando Sánchez Luengo que había dirigido las siguientes 9 jornadas. En ese momento de la competición llegábamos con 6 victorias y 9 derrotas, Clarence Kea junto a Ralph McPherson eran una sólida pareja de extranjeros en un equipo bastante cortito donde sobresalía el extraordinario talento nacional de Nacho Suárez y la siempre importante aportación de jugadores como Julio Torres, Eduardo Clavero, Javier Ibáñez y Paco Martín, a ellos, les acompañaban los jóvenes jugadores locales Juanjo López y Josema Prado.
El trabajo con el "Señor de los Rebotes" era muy sencillo, el siempre hacia lo indispensable para cumplir con su trabajo, era un profesional muy listo que no derramaba una gota de sudor más de las necesarias y no hacía un salto más de los que hicieran falta para terminar su trabajo diario. Creo que en una temporada completa se podrían contar con los dedos de una mano los mates que realizó en los entrenamientos, y si incluimos los partidos vamos muy justitos con las dos manos, lo suyo, estaba claro, no era de cara a la galería.
Cuando llegó a Murcia ya tenía 32 años y os puedo asegurar que midiéndolo con cariño no sobrepasaba de ninguna manera el 1,98, pero el se reía mucho con estas historias de más altos o más fuertes, el siempre sabía lo que tenía o debía de hacer, ni más ni menos.
Antes comenté que no jugaba de cara a la galería, eso es muy cierto, pero si os puedo asegurar que era un verdadero espectáculo verlo jugar, siempre activo, casi siempre con una sonrisa en su cara que descomponía a los rivales más fieros y siempre con palabras de apoyo para sus compañeros en el afán de ganar partidos. Sus números con Clifford o Fernando eran siempre buenos y cuando me tocó dirigirlo, nos conocíamos bien pues los meses anteriores había viajado y estado en casi todos los entrenamientos con el equipo, sus números todavía se hicieron mucho mejores.
Teníamos un partido antes de las Fiestas de Navidad con el Breogan de Lugo que dirigía José Antonio Figueroa y en el que jugaban Boise Winters y Randy Allen, dos jugadores que como él habían tenido pasado NBA. Teníamos pendientes cuantos días íbamos a dar de vacaciones en esas fechas, todos querían estar en sus respectivas casas en esos días, y Clarence me dijo que si ganábamos holgadamente le daría a los dos americanos algún día más para poder viajar a Estados Unidos, pues volvíamos a jugar el día 29 de diciembre en casa contra el Gran Canaria.
La noche del 21 de diciembre batió el record de rebotes, aun vigente, con un total de 29 capturas, 11 de ellos en ataque, además de terminar con 44 puntos de valoración para que el equipo ganara por 83 a 73 y superara el basket average del partido de ida. Fue una noche asombrosa en la que Clarence siempre estaba por delante de sus defensores a la hora de ir al rebote y la que se quedaba por detrás, pocas veces, usaba su llave maestra de colocar hábilmente el brazo encima del hombro del rival y no dejarlo saltar con lo que le reboteaba por detrás con su escaso 1,98. Increíble, pero esa era una de sus características más importantes en su juego. La cara de desesperación de Jose A. Figueroa era un auténtico poema.
Clarence voló a su Texas natal y luego volvió para jugar frente al Gran Canaria de Manolo Hussein al que le endosó 22 puntos, ese no era su fuerte, y 18 rebotes para terminar con 37 de valoración jugando 34 minutos y tras entrenar solo un día antes del partido, en el que por cierto ganamos 108 a 85.
De esa temporada podría contar innumerables anécdotas personales de un jugador que se llevaba bien con todos y especialmente bien con nuestro fisio, Diego Albadalejo, al que cariñosamente llamaba "Papi" y al que se sometía diariamente para que este le diera masajes o simplemente le tratara de alguna cosa que siempre le dolía en su cuerpo que era como una auténtica mole de músculos que lo hacía prácticamente inamovible dentro de la zona.
De esa jornada 16 a la 34 que cerraba la liga regular ganamos 10 partidos más para terminar con 16 victorias y 18 derrotas lo que nos dio derecho para jugar el play off por el título frente al Elosua de León que nos ganó en el tercer partido en su cancha tras una eliminatoria muy intensa en la que Clarence promedió casi 13 rebotes por partido los mismos que había promediado durante toda esa temporada 13,1 rechaces por partido. Luego Clarence Leroy Kea jugó una temporada en Orense donde se quedó en "solamente" 12,7 rebotes por partido.
SU HISTORIA
El señor Kea nació en Wilmington, North Carolina y empezó a jugar en el HS de Hanover en su localidad natal de Wilmington luego jugó en la Universidad tejana de Lamar, donde batió todos los récords de rebotes existentes, lo drafteó Dallas en 1980 y jugó en la NBA dos temporadas en la 80-81 y en la 81-82, de ahí a la CBA primero para jugar en Alaska con el Anchorage y de ahí a Roma donde juega dos temporadas con el Bancoroma, luego a Israel con el Happoel Holom, la 84-85, vuelve a Italia donde tenía un gran prestigio para jugar con el Fantoni Udine, de ahí marcha a Francia a jugar con el Limoges dos temporadas, regresa a Italia para jugar tres años en Firenze y recalar en la ACB, jugó dos temporadas, después de Murcia en Orense, y fue líder absoluto del rebote, dejando un récord que todavía sigue vigente, el de mayor número de rebotes atrapados en un partido. Su marca, 29 rebotes, será sin ninguna duda muy difícil de batir, y yo tuve la suerte de estar allí.
Cuando terminó en España jugó una temporada en Turquía con el Ulker de Estambul para luego retirarse.
Además en su palmarés puede decir que ha sido:
Campeón de la Copa de Europa en la 1982-83 con el Bancoroma, ganándole al FC Barcelona.
Campeón de la CBA en la 1982-83 con Detroit Spirits.
Campeón de la Copa Korac en la 1986-87 con CSP Limoges.
Campeón de la LNB, Liga francesa, en la 1987-88 con CSP Limoges.
Campeón de la Copa de Francia en la 1987-88 con CSP Limoges.
Y Campeón de la Recopa de Europa en la 1987-88 con CSP Limoges.
Sin ninguna duda un auténtico carrerón de un gran profesional del que guardo un magnífico recuerdo.
TODOS LOS ARTÍCULOS DE LA SERIE:
¿Por qué era tan bueno Nate Davis? Por Anicet Lavodrama
¿Por qué era tan bueno Mahmoud Abdul Rauf (Chris Jackson)? Por Mike Hansen
¿Por qué era tan bueno Clarence Kea? Por Felipe Coello
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¿Por qué era tan bueno Nacho Suárez? Un guiño al jugador total