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Un maldito 7 de junio de 1993, la Parca nos dejaba sin uno de los mayores talentos que ha dado el basket mundial. Un jugador irrepetible y único. En una autopista camino a Munich fallecía Drazen Petrovic. Lo hacía a los 28 años y tras completar su mejor campaña en la NBA.

Tras dos grises temporadas en los Blazers, el Genio de Sibenik había recalado en los New Jersey Nets, franquicia en la que su peso fue aumentando con el tiempo. Con Kenny Anderson de base y Derrick Coleman como referencia interior, Drazen Petrovic se había reconvertido en escolta letal pero algo más ortodoxo y más maduro que aquel jugador que reinó durante buena parte de los 80 en Europa. En su tercera campaña en New Jersey (la 1992-93), se fue hasta los 22.3 puntos, 2.7 rebotes y 3.5 asistencias por encuentro, siendo elegido en el tercer quinteto ideal de la temporada. El 24 de enero de 1993 redondearía su mejor actuación como jugador NBA. Fue ante los Rockets, en un choque que los suyos se llevaron por 100-83. El jugador croata se iría hasta los 44 puntos con una planilla estadística simplemente perfecta: 17/23 en tiros de campo (3/3 en triples) y 7/7 en tiros libres

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