[[{“type”:”media”,”view_mode”:”media_large”,”fid”:”34278″,”attributes”:{“height”:225,”width”:299,”alt”:”Rivalidad infinita, Brian Jackson, Fernando Romay y Andrés Jiménez, a por todas”,”class”:”media-image media-element file-media-large”}}]]La 1989-90 no fue una temporada fácil para el Real Madrid. Las cosas se empezaron a torcer en el periodo estival, cuando Drazen Petrovic decide dejar la Casa Blanca y emprender la aventura NBA. Luego vendrían las idas y venidas de sus jugadores extranjeros. Pasarían por el club madridista los bases Mike Anderson (cumplió en su primera experiencia en la ACB, pero no en la medida de las exigencias del equipo madrileño) y Dennis Nutt (un fiasco su fichaje, llegó lesionado y casi ni jugó), los aleros Vincen Askew (su fichaje fue desechado por el mal estado de una de sus rodillas … y acabaría teniendo una larga y prospera carrera en la NBA como jugador de rotación),  Ben McDonald (un especialista en la NBA, con una experiencia previa en Villalba. Un jugador de perfil bajo que fue cortado a las pocas semanas), Anthony Frederick (un anotador puro, que solamente jugaba por y para sus números. Murió en 2003) y, finalmente, el mítico José “Piculín” Ortíz. Además, llegaría la grave lesión de Jose Biriukov. Y la peor noticia de todas, la que tiñó de negro aquella tarde de domingo de diciembre de 1989, la muerte en accidente de Fernando Martín.

El Subcampeonato de la Recopa y las semifinales alcanzadas en la ACB fueron el pobre bagaje de una temporada especialmente oscura para el Real Madrid. Con todo, también hubo momentos de brillo, en los que los aficionados blancos pudieron disfrutar con el juego de su equipo. Uno de ellos fue el amistoso disputado por el Real Madrid ante el Il Messaggero de Roma en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid el 21 de octubre de 1989.

En la primavera de 1988, el grupo editorial que publicaba el diario Il Messaggero se convertía en propietario de la Virtus de Roma. El grupo Ferruzzi quería revolucionar el baloncesto transalpino a base de inyectar milliones de liras en el presupuesto de la escuadra romana. La relación entre la Virtus y el diario Il Messaggero no sería muy fructífera a nivel deportivo (el único título logrado sería la Korac de 1992), pero lograría atraer a público y medios de comunicación con fichajes de impacto como los de Michael Cooper (el gran escolta de los mejores Lakers del Showtime) o Dino Radja.

La primera gran incursión como nuevo rico de Il Messaggero de Roma se dio en la temporada 1989-90, en la que la escuadra romana sorprendería a propios y a extraños con dos fichajes de relumbrón: el base-escolta Brian Shaw (prometedor jugador de 23 años que, enrolado en los Celtics, había sido incluido en el 2º mejor Quinteto Rookie de la temporada 1988-89) y la estrella universitaria Danny Ferry, que acababa de ser elegido por los Clippers en el 2º puesto de la 1º Ronda del Draft de 1989. El talentoso alero de 2.08, que había promediado en su último año con los Blue Devils de Duke unos inmejorables 22.6 puntos, 7.4 rebotes y 4.7 asistencias, se negaba a jugar en un conjunto sin aspiraciones como los Clippers, por lo que, a la espera de un nuevo destino en la NBA, decidió disputar una campaña en Italia a cambio de un buen montón de dólares.

Los dos estrellas norteamericanas fueron rodeadas de jugadores transalpinos de cierta calidad como Fausto Bargna o Tiziano Lorenzon, además de veteranos de la talla de Enrico Gilardi o Roberto Premier (aquel alero rudo, marrullero y fondón de la mítica Tracer de Milán de los D´Antoni, McAdoo, Meneghin, Rickie Brown, Ricardo Pittis, Ken Barlow etcétera, campeona de Europa de 1987 y 1988).

Este nuevo rico del baloncesto europeo a aprovechó un parón de las ligas europeas en el 3º fin de semana de octubre para disputar un partido amistoso ante el Real Madrid en la capital española. La expectación que creó la llegada de los romanos a España fue llamativa. Mucho morbo y ganas de ver en acción a las estrellas de Il Messaggero frente al equipo de los Fernando Martín y compañía.

El partido amistoso disputado ante ambos conjuntos no tuvo ni emoción, ni historia. El Real Madrid, tal vez en su mejor partido de toda la temporada, dominó de principio a fin el encuentro. Dirigidos por un eléctrico Mike Anderson (20 puntos), con Biriukov (19 puntos) y Antonio Martín (21 puntos) anotando con fluidez, y Pep Cargol (17 puntos) secando a Danny Ferry, se llegó al descanso con un espectacular 60-38 a favor de los locales. Partido acabado. La 2º parte solamente serviría para repartir minutos entre los jugadores de ambas plantillas. El marcador final señalaba una aplastante victoria del Real Madrid por 110-82.

En relación a las 2 superestrellas del conjunto romano, Danny Ferry, que en ningún momento se encontró cómodo en la cancha merced a la gran defensa de Cargol, acabaría 20 puntos y 9 rebotes, pero sus porcentajes de tiro fueron realmente malos (4 de 15 en tiros de 2). En cuanto Brian Shaw, completaría un partido gris, anotando 18 puntos. El mejor por parte del Il Messaggero sería el veterano Roberto Premier, que acabaría con 21 puntos.

El amistoso no tuvo mayor historia. Lo que se consideraba un duelo entre uno de los históricos del baloncesto europeo y el conjunto más mediático del momento, se quedó en una exhibición del conjunto blanco, que estaba necesitado de dar una alegría a sus aficionados tras un gris comienzo de temporada. El Real Madrid aprovechó la ocasión para ofrecer espectáculo. Uno de los que se apuntó a la fiesta fue Fernado Romay. El gigante (2.13 de estatura) por antonomasia del baloncesto español de los 80 interceptó un balón en defensa. El carácter amistoso del encuentro y la gran diferencia en el marcador animaron al pívot blanco a salir botando la bola por el carril central como si de un base se tratara, recorrer la cancha de costa a costa y finalizar la jugada con un potente mate a una mano. Una jugada realmente sorprendente, de esas que quedan en la memoria colectiva de los aficionados al baloncesto. Una auténtica rara avis en la carrera del poste gallego.

Así era descrita esta jugada en la crónica que Luis Gómez publicaría en la edición de 22 de octubre de 1989 del diario El Pais :

Entre las acciones más sobresalientes hubo una sorprendente por inesperada, que obligó al respetable a ponerse de pie. La protagonizó Romay. Sí, Romay, un jugador que parece regañado con la espectacularidad, tomó la pelota, la botó, dio un paso y saltó hacia la canasta desde una distancia muy lejana. Romay, a quien la ley de la gravedad le pasa alguna mala jugada de vez en cuando, pareció volar y hasta sostenerse en el aire. Con elegancia, otra cualidad que no le encuentran ni sus más entusiastas, mostró la pelota, y la depositó con tino y fiereza en el aro. Todo lo hizo con una mano. Y lo hizo él solo. Público y compañeros coincidieron en una unánime ovación, probablemente la más larga y sonada que haya recibido nunca en su carrera profesional.

Ésta es la jugada para el recuerdo. El coast to coast de Fernando Romay que tanto y tantos aficionados al baloncesto recordamos con cariño:

youtube://v/QErtZ-V8wQQ

Todas las Historias de (Solo)Basket:

Aquí te dejamos el listado de toda la serie:

2008:

2009:

2010:

2011:

2012:

2013: